Plural reunión para festejar aniversario
de Chedraoui
México sí tiene futuro y es promisorio,
dice Sahagún
El arzobispo ortodoxo pidió terminar con dimes
y diretes
ALMA E. MUÑOZ
Al momento de persignarse, tras recibir la bendición
de sus alimentos, políticos y empresarios olvidaron sus diferencias
ideológicas, aunque no todos estuvieron de acuerdo con la postura
que frente a ellos asumió Marta Sahagún para defender el
gobierno de Vicente Fox, a quien definió como un hombre "honesto,
capaz, responsable y comprometido", que garantiza un futuro promisorio
para México. Sobre todo porque, aseguró, así como
llegó, saldrá de la Presidencia de la República: "con
las manos limpias".
El arzobispo ortodoxo Antonio Chedraoui reunió
ayer en su residencia de Jardines del Pedregal a priístas y panistas
para festejar su cumpleaños 71. Ningún perredista connotado
asistió a la comida, aunque en la lista de invitados aparecían
los nombres de Andrés Manuel López Obrador, Rosario Robles
Berlanga, Bernardo Bátiz y Jesús Ortega.
Como
grandes amigos del jerarca católico ortodoxo, estuvieron presentes
los secretarios de Gobernación, Santiago Creel, y de Seguridad Pública
federal y capitalino, Alejandro Gertz Manero y Marcelo Ebrard, respectivamente;
el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José
Luis Soberanes, y el procurador general de la República, Rafael
Macedo de la Concha, estos dos últimos flanqueando en la mesa de
honor a Ricardo Salinas Pliego, presidente de Televisión Azteca,
quien actualmente enfrenta un conflicto judicial con Javier Moreno Valle
por el control de Canal 40.
Poco antes de las 14 horas comenzó el desfile de
personalidades y automóviles último modelo, aunque desde
temprana hora se apostaron en la calle de Pirules elementos del Estado
Mayor Presidencial, en su calidad de custodios de Marta Sahagún
de Fox.
De parte de la Iglesia católica asistieron el cardenal
Norberto Rivera Carrera; el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda -a
quien Chedraoui calificó de inquieto-; el arzobispo de Yucatán,
Emilio Berlié, y el obispo auxiliar de la ciudad de México,
Marcelino Hernández.
La convocatoria reunió sobre todo a priístas.
Concurrieron los gobernadores del estado de México, Arturo Montiel;
de Puebla, Melquiades Morales; de Hidalgo, Manuel Angel Núñez
Soto; de Campeche, Antonio González Curi; de Veracruz, Miguel Alemán
Velasco, y de Tabasco, Manuel Andrade Díaz -sobre el cual se confundió
el festejado, al presentarlo en un primer momento como Andrés Manuel.
También, Manlio Fabio Beltrones, líder del sector popular;
la asambleísta María de los Angeles Moreno, Esteban Moctezuma
Barragán, Sami David, Carlos Jiménez Macías y Felipe
Solís Acero, entre otros.
En la casa de Pirules 110 se congregaron, además,
los empresarios Olegario Vázquez Raña, Yeidkol Polenvsky
(presidenta de la Canacintra), Carlos Peralta, Joaquín Vargas, Juan
Francisco Ealy Ortiz, quien llegó acompañado del presidente
de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión,
Jorge Mendoza.
Asimismo, se presentaron los embajadores en México
de Líbano, Chipre y Grecia, además de Dante Delgado, líder
de Convergencia, y el presidente del Tribunal Superior Agrario, Ricardo
García Villalobos. Del lado panista estuvieron, entre otros, los
mandatarios de Morelos, Sergio Estrada, y de Querétaro, Ignacio
Loyola.
Se esperaban unos 300 invitados, 100 más que el
año pasado.
Se dispusieron más de 30 mesas en el patio de la
residencia y fueron ocupadas prácticamente en su totalidad. A sus
convidados, el arzobispo Chedraoui les pidió terminar con los dimes
y diretes, mientras "nuestro querido México sigue sufriendo y atravesando
momentos difíciles". Les recordó que las diferencias "son
para enriquecer a la patria, no para destruirla".
A su heterogéneo público, lo conminó
a trabajar en conjunto para enfrentar narcotráfico, delincuencia
organizada, crisis internas y mundiales, dejando atrás "la acción
egoísta y la pasividad comodina de la indolencia que destruye. No
creo que haya otra salida que luchar unidos, con entusiasmo y constancia,
para salvar al país de este maligno dragón de tantas y diversas
cabezas". Sobre todo porque, enfatizó, "si México se salva
todos seremos héroes; si México pierde, todos seremos culpables".
Enseguida cedió la palabra a la segunda y última
oradora, la señora de Fox, quien conminó a dejar de lado
las confrontaciones para pugnar por el diálogo y no olvidar que
la esperanza "es un concepto que se escucha hueco en las voces que quieren
confundir y actuar con irresponsabilidad".
Hoy, sostuvo, no se trata de culpar sino de sumar; de
participar, opinar, construir, hacer y dejar que se haga. Porque la sociedad
"no quiere exclusión, marginación o cualquier otra forma
de sometimiento; quiere diálogo, acuerdos, alianzas". Y en este
año "debemos acelerar esos conceptos para consolidar las reformas
estructurales que le hacen mucha falta a nuestro país", aunque dejó
en claro que "México, con el actual proyecto de nación, sí
tiene futuro y es promisorio".
Sin duda, agregó, falta mucho por hacer, "pero
tampoco hay que olvidar la magnitud de la tarea, la frágil estabilidad
del nuevo contexto internacional y la escasez evidente de recursos económicos".
Acabado el discurso de la señora Fox, el cardenal
Rivera Carrera procedió a bendecir los alimentos. Algunos se pusieron
de pie para acompañar la oración, pero el arzobispo primado
de la ciudad de México los invitó a retomar sus lugares para
proceder a la ceremonia religiosa, que incluyó el santiguarse con
la cabeza gacha.
Los comensales degustaron botana libanesa, carnitas, tripas
rellenas estilo líbano-mexicano, barbacoa, fruta, dulces árabes,
refrescos, vinos y coñac, hasta pasadas las 17 horas.