Opinión
Ver día anteriorMiércoles 29 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

1984

Felipe BB

Control social

Comicios biométricos

Dinero

Terminó la recesión económica: Wells Fargo

Fluye el crédito y reactiva la venta de casas

A México todavía le separa duro camino

Julio Hernández López
Enrique Galván Ochoa
Bajo la Lupa

¡Bernanke extravió 500 mil millones de dólares en swaps!

México SA

Difícil momento para la tierra de Martí

Aumentó la factura alimentaria

Alfredo Jalife-Rahme
Carlos Fernández-Vega
Ciudad Perdida

Un desastre, el país en manos azules

Expertos hacen diagnóstico y preparan la medicina

Isocronías

Muertes

Miguel Ángel Velázquez
Ricardo Yáñez
Música

Carlos Zaldívar, músico y misionero

Los riesgos de la identificación única
E

l anuncio formulado ayer por el titular del Ejecutivo federal de que su gobierno implantará un documento de identidad con datos biométricos retoma una historia de intentos realizados en sexenios anteriores para establecer un padrón único y centralizado de la totalidad de la población. Ciertamente, los planes correspondientes –todos ellos frustrados hasta ahora– tienen como objetivo suprimir la discrecionalidad y la anarquía imperantes en materia de documentos de identificación.

Juan Puga
El Correo Ilustrado

Consideraciones acerca de la nueva cédula de identidad

N

ingún narco o falsificador en la historia de México ha dejado de recibir dinero, adquirir bienes o realizar trámites por no mostrar una identificación. La nueva Cédula de Identidad Ciudadana, anunciada ayer por el gobierno federal, sólo servirá para poner en grave riesgo uno de los patrimonios más preciados de los mexicanos en este nuevo siglo: sus datos biométricos. En un país donde ya se han vendido bases de datos de alta seguridad –como el padrón electoral– resulta inadmisible que el gobierno pretenda concentrar datos tan delicados y ponerlos bajo la custodia de instituciones que demuestran su ineficiencia y corrupción de forma cotidiana. Quienes la promueven deberían educarse antes de jugar con información personalísima e insustituible y dejarla a merced de poderosas bandas de criminales, nacionales y extranjeras.

El señor Calderón en su burbuja
L

a creciente pauperización de millones de mexicanos no alcanza fuerza suficiente para romper la burbuja de positivismo que envuelve al señor Calderón. Ocupado en disimular sus derrotas y omisiones, acompasado con su equipo administrativo, se estira para encontrar sustitutos que le respondan a imagen y semejanza. Trata así de soslayar las penurias que padece el grueso de los mexicanos medios y, peor aún, los de abajo, causal directa de sus infortunios. Es por eso que, a pesar de las repetidas muestras de ineficacia que estos encumbrados burócratas ofrecen en sus desempeños, adjuntadas a las peticiones de sus socios priístas para que remplace a varios de ellos, Calderón los desoye y conserva, con firmeza inigualable, a todos sus retoños. El voluntarismo que lo aqueja desde su católica niñez se ha fortalecido a través de sus correrías juveniles y las de su edad adulta. Un signo de alerta que recorre, con sus temores y desconciertos concomitantes, desde los corredores del lujo hasta las callejuelas de las barriadas más olvidadas del país.

Luis Linares Zapata
Enfermedad: no abandonar
S

on muchas las omisiones, voluntarias o involuntarias, de la mayoría de las escuelas de medicina. Una es la enseñanza de no abandonar al enfermo al cual poca ayuda científica se le puede ofrecer. Las omisiones, por supuesto, no son absolutas. Piedad, cuidado, altruismo, empatía y acompañar son, entre otras, palabras que pasan por el léxico de algunos médicos, pero por las manos de muy pocos. Esas vivencias, piedras angulares de la profesión y características de cualquier ser humano preocupado por el otro, son momentos efímeros dentro de la mayoría de los currículos profesionales. No existe una materia centrada en ese tipo de cuestiones, donde el médico experimentado comparta sus experiencias con quienes inician sus estudios.

50 años de la consagración episcopal de Samuel Ruiz
L

legó a Chiapas para convertir a los indios y los indios lo convirtieron a él. Hace 50 años Samuel Ruiz García fue consagrado obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Se mantuvo en el cargo por cuatro décadas, y en el transcurso de ese tiempo el clérigo tiene transformaciones personales, teológicas, eclesiológicas y políticas.

Arnoldo Kraus
Carlos Martínez García
Zelaya: con el sombrero de Sandino
C

uando los de arriba no pueden, y los de abajo no quieren. A un mes del cuartelazo de Tegucigalpa, los golpistas se despedazan entre sí y el pueblo hondureño, con su presidente legítimo a la cabeza, rompe los esquemas y se crece en la lucha nacional, revolucionaria, antimperialista. Frente al aislamiento del régimen espurio y el fracaso de las negociaciones en San José de Costa Rica, la lógica indica que sólo restan dos caminos: la consolidación del régimen por la vía de un baño de sangre, o el retorno del presidente Manuel Zelaya al poder.

Los mil agujeros de la ley Waxman-Markey
E

l proyecto de ley Waxman-Markey sobre energía limpia es el documento más importante sobre calentamiento global que se ha discutido en Washington. Representa el primer esfuerzo serio para encarar el gravísimo problema de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por parte de Estados Unidos. Acaba de ser aprobada en la Cámara de representantes, pero casi nadie está contento con su contenido. La oposición alega que aumentará el precio de los energéticos, que es un incentivo para que las industrias intensivas en energía emigren a países como China y que hará más difícil la recuperación económica.

José Steinsleger
Alejandro Nadal/ II
La pantalla gastronómica
L

a convivencia, el placer colectivo del buen comer es un valor menos inocente de lo que aparenta ser. Por la mesa vaga una pulsión visual indefinida: se observa (¿se espía?) en el cuerpo ajeno los efectos de la digestión, se intuye la faena interna del cuerpo; a la manera de esos sádicos que disfrutan la emoción creciente en el cuerpo del compañero, se observan los cambios del cuerpo que se alimenta bien (Roland Barthes, Lectura de Brillat-Savarin).

Carlos Bonfil