a ganó: Ochenta y ocho por ciento de los brasileños encuestados saben que Dilma Rousseff, ex secretaria general de la Presidencia, ex ministra, ex guerrilleras y presa política, es la candidata de Luiz Inacio Lula da Silva para sucederle en las oficinas presidenciales de Planalto. De modo que puede decirse que Lula está llevando a la presidencia a una candidata casi desconocida, que hace un par de meses tenía apenas una expectativa de voto de 8 por ciento. Hoy Folha de Sao Paulo y el conservador O Estado de Sao Paulo, al igual que el paraguayo ABC, dicen que Dilma Roussefs, según una encuesta del muy serio Ibope, supera en 24 puntos a José Serra, el candidato de la derecha que fue ex ministro de Hacienda de Fernando Henrique Cardoso. Como todos los candidatos que se oponen a Dilma, sumados, sólo llegarían actualmente a 35 por ciento, ella ganaría directamente en el primer turno con 59 por ciento de los votos válidos, o sea 16 por ciento más que todos los otros candidatos de derecha, de la ultra o de la centroizquierda. La candidata de Lula gana además en todas partes: en Sao Paulo lo hace por 42 contra 35, en Minas Gerais, 51 contra 25; en Río de Janeiro, 57 contra 16; en el nordeste campesino, 66 contra 20. Es probable, entonces, que su victoria arrastre también a los candidatos oficialistas al Senado y le dé mayoría en las cámaras. Tras un presidente uruguayo ex guerrillero, en el país más poblado de Latinoamérica llegaría el 3 de octubre a la presidencia, sucediendo a un ex metalúrgico, una mujer que fue maoísta y que asaltó bancos, quien dijo que hacerlo era un delito mucho menor que crearlos.

Exigen respuesta sobre matanza de indocumentados

la opinión pública: ¿Hasta cuándo cargaremos en silencio el horror de vivir en un país donde las masacres se van volviendo cotidianas? ¿Hasta cuándo vamos a esperar que este gobierno se haga responsable por lo que día a día degrada la vida cotidiana de todos en este país? Los actos de barbarie actuales tienen causas específicas pero forman parte de una larga cadena de crímenes impunes.

no más de tantos. En estos días se ha ido haciendo público un caso de corrupción, hasta el momento, impune en México. Hasta donde puedo saber, el caso empezó a hacerse público con un artículo en el periódico Houston Chronicle del 14 de agosto. Y a quienes persiguen e incluso encarcelaron allá, en Estados Unidos, no es al que recibió las mordidas, aunque se le menciona, ni siquiera a las empresas beneficiadas por contratos que las pagaron, sino a intermediarios. Se les acusa de violar el Acta sobre Prácticas de Corrupción en el Extranjero.

os migrantes que llegan a nuestro país, en tránsito hacia Estados Unidos, son por definición un grupo extremadamente vulnerable. Huyen de las pésimas condiciones de vida de sus países y se escapan de la violencia y el hambre para enfrentarse, ya no a lo mismo, sino a lo peor. Paradójicamente, mientras el migrante atraviesa nuestro país, el sueño americano está más vivo que nunca. Lo único que quieren es salir de esta pesadilla y llegar a Estados Unidos, de donde piensan que posiblemente pueden ser deportados, pero no masacrados, violados, extorsionados.

e reanuda en estas semanas la ola de racismo y violencia institucional en contra de las poblaciones gitanas del viejo continente. Las poblaciones rom y sinti –las dos mayores etnias gitanas–, que contarían al menos a 12 millones de personas en Europa, según estimaciones de la Comisión Europea, son hoy víctimas de la campaña xenófoba del gobierno francés de Nicolas Sarkozy. Hace un par de años fue el gobierno italiano, hoy es el país de igualdad, fraternidad y libertad el que niega sus orígenes formales e imprime toda la violencia derivada de la crisis que lo atraviesa sobre la población gitana, desde siempre objeto de persecución por su naturaleza incomprendida.

i el principal capo del neoliberalismo en México, Salinas de Gortari, se atrevió a tanto. ¿Por qué razón? En 1986, cuando éste era secretario de Programación y Presupuesto, le correspondió impulsar la Iniciativa de creación de la Ley Federal de Entidades Paraestatales (LFEP), en cuyo artículo 16 se facultaba al Ejecutivo federal a disolver, liquidar o extinguir (este último concepto inexistente en la anterior Ley para el control de los organismos descentralizados y empresas de participación estatal de 1947 y sus reformas de 1965 y 1970) cualquier organismo descentralizado que hubiese dejado de cumplir su objeto o ya no fuese conveniente desde el punto de vista de la economía nacional y el interés público.