Alí Chumacero, hombre de letras para quien los libros fueron su vida, falleció ayer a los 92 años. El escritor, durante una entrevista con La Jornada en julio de 2006, aseguró que vivir humanamente es conocer el mundo, la vagancia ávida de conocimiento y novedad Foto Carlos Cisneros
Archivos secretos demuestran violaciones a derechos: Wikileaks
Protesta Clinton por filtraciones:
ponen en riesgo la vida de estadunidenses
La información puede ser usada para atacar a las tropas, señala el Pentágono
Según los documentos, Washington encubrió la tortura de las fuerzas iraquíes
Agencias
Le reclaman
politizaciónde la justicia; revira: Morelos nunca pactó con los enemigos
El organismo se excedió en sus funciones, argumenta en controversia constitucional
Perdió la compostura en San Lázaro porque no puede explicar lo inexplicable
Las centrales obreras alistan más paros generales
Contraportada
El Codeci dice que detrás de la muerte de su dirigente
está la mano del gobierno
Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Patricia tiene mordeduras hechas por un hombre en toda la espalda y padece depresiones; Norma sufre ataques de angustia desde que la violaron y dio a luz a los nueve años; Ana no puede dormir a consecuencia de las palizas que le propinaban con carne congelada en la cantina donde su padrastro la vendía. Todas ellas son menores de edad y tienen algo en común: son víctimas de trata.
El centro de la trata infantil y de mujeres en México está en La Merced, el prostíbulo más grande de América Latina, como se le conoce ya. El sexo comercial infantil sucede a la luz del día, a los ojos de todos y frente a la policía. Es algo tolerado, permitido, aceptado e incluso estimulado.
En La Merced más de 5 mil mayores de edad y mil 500 menores son explotadas sexualmente, según cifras de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas para América Latina y el Caribe Foto Manuel Ortiz
Las mafias del tráfico humano son poderosas. Operan bajo la complicidad de las autoridades
Son las 12 del día y en el segundo Callejón de Manzanares la pasarela de mujeres a ritmo de banda no se detiene. La imagen es sórdida: mujeres en fila caminando cadenciosamente en círculo, como si fuera una feria de ganado, un desfile de mercancía al mejor postor.
Sólo para clientes
Los hombres apostados
en las orillas observan detalladamente el paso de las chicas, algunas de ellas menores de edad, vestidas con ceñidos vestidos y zapatos con plataforma y tacón de 15 centímetros. Van maquilladas exageradamente para aparentar más años. La clientela: albañiles, diableros, carretoneros, jugueros...
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