Insurgencias anunciadas
La Familia, ¿narcoguerrilla?
Una causa social
AMLO-MEC, debatir
El PAN, lleno de patanes
Préstamo jumbo del FMI
Reúne recursos Calderón para 2012
El reparto de la milpa
Desplome del poder adquisitivo
México: penúltimo lugar en AL
Salario por abajo de Nicaragua
La suerte de Ortega está echada
Agonizante, se da respiros para negociar
El maratón Reyes-Guadalupe
yer, durante la entrega del Premio Nacional de Derechos Humanos 2010 a la activista Isabel Miranda de Wallace, el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, censuró la falta de atención, de sensibilidad, la lentitud y la ineficacia
de las corporaciones policiacas y las instancias de procuración de justicia en el país, y lamentó la impunidad que se ha incubado en todas las instancias competentes de la seguridad y la justicia en México
, lo cual permite operar a la delincuencia. Agregó que uno de los grandes desafíos pendientes en el sistema de procuración de justicia en el país es garantizar los derechos de las víctimas, toda vez que la nuestra ha sido una legislación y un sistema que se ha concentrado en los derechos del procesado
.
Agradecimiento al IMSS
i hijo Iñaki Sebastián tiene hemofilia severa y hoy 16 de diciembre cumple dos años de edad, es por eso que quiero que todos los lectores de La Jornada sepan que estos dos años han sido maravillosos para mí porque no he tenido que ir a ninguna sala de urgencias de algún hospital para que sea atendido.
ichel Foucault en su obra Vigilar y castigar describe las técnicas por las que el Estado moderno europeo disciplina los cuerpos de los ciudadanos, con mecanismos de información que él denomina un panóptico
, que como un servicio de inteligencia situado en todos los intersticios del poder político observa y castiga a los ciudadanos. Dicho panóptico se ejerce de arriba hacia abajo, del Estado y la representación política hacia la comunidad política o el pueblo. La Inquisición en el Estado moderno español del siglo XVI fue ya un aparato ideológico del Estado que cumplía esa función.
ntre las cosas sorprendentes que nos deja la experiencia de la llamada guerra contra el narcotráfico (rebautizada a destiempo por la autoridad como lucha contra la delincuencia organizada
) está el lenguaje empleado por los jefes de la llamada Familia Michoacana en el último comunicado urgente
, divulgado tras la muerte de su jefe Nazario Moreno, El Chayo, caído bajo el fuego de las fuerzas federales en su bastión próximo a Apatzingán.
e pregunto si don Alejo vio alguna de esas malas versiones de La Diligencia, la clásica del western. Quizás así pudo haber imaginado que su puntería y la determinación de la defensa de su propiedad le iban a bastar para enfrentarse con éxito a la banda de militares ilegales que ya habían dado muestras de su poder de fuego en ataques contra militares y policías legales.
e temo que Hugo Chávez se quiere pasar de listo y aprovechar que por ahora tiene mayoría calificada en el Congreso de Venezuela (la Asamblea Nacional, unicamaral a partir de 1999).
in freno formal a las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) y con el endoso a los novedosos instrumentos financieros
del Banco Mundial: el mercado de bonos de carbono y el programa de reducción de emisiones por deforestación y degradación embiental
, con que se encubre la explotación y despojo de bosques nativos a campesinos e indígenas a lo largo y ancho del globo y la mercantilización de aire y selvas tropicales, concluyó la COP-16. Fue un business as usual ominoso para la humanidad y la biota global en tiempos del peak oil, cuando recrudece el impulso de los cabildos por la ampliación de la frontera hidrocarburífera de polo a polo, de África y Alaska, al Amazonas y la Patagonia.
a colaboración médica cubana con muchos de los países más empobrecidos e ignorados del planeta es un entrañable capítulo por escribir de la revolución en la mayor de las Antillas. Sus inicios se remontan a los tempranos años 60 cuando ya había médicos internacionalistas cubanos en varios países de África. Pero fue hasta décadas después que Cuba pudo disponer para este fin de una gran fuerza de profesionales de la salud excelentemente educados pues después del triunfo de la revolución Estados Unidos estimuló el éxodo de la mitad de esos profesionales. De modo que hubo que formar aceleradamente decenas de miles de trabajadores de la medicina que proporcionaran una universalización de calidad de los servicios recibidos gratuitamente por la población cubana en lugar del sistema prerrevolucionario de atención elitista y restringido a las áreas urbanas.
ablando de larguezas, antes de entrar en materia ofrezco una tardía pero sincera disculpa a Norma Román Calvo y a los creadores escénicos de su obra El largo intermedio, en cartelera, a la que por error rebauticé como El largo interludio. Hecho esto, puedo seguir. En esta época en que la rica tradición de las pastorelas se desperdicia en cuanto a que la lucha del bien contra el mal se prestaría para muchas variantes y en cambio se conservan las ñoñas historias con que se nos intenta evangelizar a los descreídos, Otto Minera tuvo la elegancia de recurrir a un autor tan importante como Thorton Wilder, innovador de la escena de su época, con La larga cena de Navidad que tradujo, adaptó y dirige. De Wilder se han montado en México pocas obras y hace muchas décadas, en 1951 Fernando Wagner dirigió Nuestra ciudad y Juan José Gurrola en 1958, en sus principios del Teatro de Arquitectura, escenificó La piel de nuestros dientes, aunque quizás podamos añadir la versión musical de Hello Dolly que presentó Manolo Fábregas en 1968. Y según Hugo Gutiérrez Vega, Édgar Vivar dirigió la obra que nos ocupa en La Casa del Lago, aunque carezco de mayores datos.
ada vez advierto con mayor claridad que viajar de manera tan compulsiva y frecuente equivale a una adicción. Quizá no tan fuerte como la del cigarro o la heroína, pero una adicción, y aunque la gente que viaja lo suele hacer por trabajo, se necesita ser adicto a los desplazamiento para aceptar esa tarea. Bueno pues, este año hice varios viajes en avión, algunos por la República Mexicana (Guadalajara, Monterrey, Mérida, a Cuernavaca, of all places!, en coche), pero la mayoría intercontinentales, a la India, y a París, a Suiza, a Estados Unidos, a Colombia y la semana pasada a Alemania, donde me quedé solamente cinco días, uno de los cuales lo pasé varada más de 20 horas en el aeropuerto Charles de Gaulle de París. Si a las tribulaciones normales que producen los viajes también normales (empacar, elegir el tipo de ropa, no exagerar el número de prendas, no olvidar el cepillo de dientes ni la pinza de depilar, zapatos cómodos y no de diseñador, algunas cremas, cosméticos y desodorantes, agregamos las molestias de las aduanas: quitarse los sacos, los zapatos, generalmente botas con muchas agujetas, hacer equilibrio para volver a ponérselas y abrocharlas, pasar por el censor y ser detenido porque a una le gusta viajar con aretes, pulseras y collares –vanidad de vanidades, todo es vanidad–, quitarse el reloj, los cinturones (si se usan), soportar los malos tratos con apariencia de amabilidad de los funcionarios aduanales y, en Estados Unidos, dejarse desvestir hasta lo más íntimo –¿pues qué otra cosa son esos rayos X o cómo se llamen que penetran hasta las partes más nobles e íntimas de la anatomía tanto masculina como femenina?