Lunes 24 de enero de 2011, p. 27
En sus excesivamente positivos
pronósticos económicos para este año, el gobierno del presidente Felipe Calderón no ve ni reconoce en su debida dimensión que hay diversos elementos estructurales que imposibilitan un crecimiento sustentable, como evidencian indicadores de empleo, inversión y salarios, así como el aumento de precios, particularmente a alimentos y gasolinas, advirtió el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Por ello, el primer trimestre de 2011 será de presiones inflacionarias
, expresó José Luis de la Cruz Gallegos, director del centro. Criticó que Calderón presuma que el monto de las reservas internacionales podría servir para pagar el doble de la deuda interna, pues olvida que ésta es más grande y tampoco incluye los pasivos contingentes, como Pidiregas, pensiones o lo que fue el IPAB, que hacen que el país deba el tamaño de su Producto Interno Bruto de un año. Entonces, las reservas se vuelven mínimas. Al mexicano promedio no le sirve que haya 116 mil 500 millones de dólares de reservas, si ello no se refleja en empleos formales con prestaciones y buenos salarios
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El repunte de precios no es estacional
El especialista rechazó que el encarecimiento de los alimentos sea sólo estacional, como han insistido el secretario de Economía, Bruno Ferrari, y Mario Sánchez Ruiz, dirigente del Consejo Coordinador Empresarial.
La evidencia internacional muestra que hay especulación y ello se asocia con la dependencia de México, ya que hace años perdimos la soberanía alimentaria, así que no tenemos capacidad para dar de comer a toda la población, por lo que quedamos sujetos a los vaivenes de los precios de los bienes internacionales. Aunque el alza de precios puede ser estacional y de especulación, se monta sobre uno estructural y se une a otros, como el bajo poder adquisitivo de los salarios y las precarias condiciones laborales, que pueden causar aumentos en la pobreza alimentaria
, aseveró.
El encarecimiento en alimentos, transporte y tarifas de algunos bienes públicos limita más la capacidad de compra de la población en un mercado interno de por sí débil y donde el incremento salarial de 4.1 por ciento ya fue rebasado
, sentenció.
Destacó que la tasa de desocupación –4.94 por ciento– que alcanzó el país al cerrar 2010, dada a conocer el viernes por el Inegi, indica que además de elevada básicamente es la misma que en la del año de la crisis
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