La cultura y el arte de cada pueblo son de los pocos intrumentos de resistencia que le quedan a la sociedad contemporánea para hacer frente al avasallamiento de la globalización y el neoliberalismo.

De ello está convencido el compositor y artista multidisciplinario japonés Nobukazu Takemura, quien es una de las figuras que participarán este año en el Festival Radar, que tendrá lugar del 27 de septiembre al 2 de octubre en el Centro Cultural Universitario y la Escuela Nacional de Música, ambos espacios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el plano actual de las culturas del mundo existe un afán por homologarlas y cuantificarlas. Esto es horrible. Las raíces de la cultura no pueden ser separadas de la tierra a la que pertenecen, ni encerradas, señala en entrevista con La Jornada.

Los seres humanos y las demás criaturas vivas que formamos parte del mundo no somos un factor de importancia. Si queremos un cambio y evitar ser sometidos por presiones externas, es deseable actuar a través de la motivación interna.

De acuerdo con el creador japonés, la importancia del arte y la cultura es tal en nuestra época que la sociedad los toma como símbolo de poder.

Platón expulsó a los poetas y artistas, pero no porque pensara que el arte es inútil. Él sabía de la fuerza del arte verdadero, así que tenía miedo del poeta, comenta vía correo electrónico.

En esta era de la globalización, la cultura local es imprescindible. Siempre he pensando en el significado de la existencia del arte.

Nacido en Osaka, en 1968, Takemura trabaja con un ensamblador experimental que crea una variedad de improvisaciones para guitarra y otros instrumentos usando representaciones gráficas abstractas del sonido. Sus inquietudes, en materia musical, lo han llevado por el rock, el punk, el hip hop y la música de concierto contemporánea.

De igual forma, ha generado material original en el ámbito de la pintura, la animación y la instalación. Descrito como explorador y crítico, sus principales intereses son la sociedad y la cultura, la multimedia y sus conexiones con la música y el arte.

He estado estudiando poesía, así como filosofía y religiones antiguas. También estoy escribiendo teatro y me interesa mucho la relación entre las sensaciones físicas y las emociones humanas. Me duele mucho que la sociedad moderna sea tan dependiente de la tecnología.

A decir del polifácetico artista –quien se presentará el próximo jueves en la Sala Nezahualcóyotl, a las 20:30 horas–, el empleo de recursos y herramientas tecnológicos en la creación e interpretación es sumamente positivo, siempre y cuando no se pierda de vista la esencia artística.

En ciertos momentos uso la computadora para hacer instalaciones, pero es sólo una herramienta. Mucha gente confunde la cultura con la tecnología, cuando son cosas muy diferentes, indica

Mis instalaciones están dirigidas a los oídos, al reconocimiento de objetos y espacios. No me interesa en lo absoluto el aspecto técnico ni tecnológico. Mis intereses están enfocados en las formas antiguas de la poesía y el teatro.

Sostiene que el arte comenzó como una derivación de la religión y hoy día es un instrumento incluso usado por los políticos y que se ha comercializado.

Pero no ha perdido su esencia, ésta se encuentra en el espíritu y la mente. La dependencia tecnológica y automatizada que caracteriza a nuestros tiempos es muy peligrosa, resalta.