La economía, sustentada en bienes de consumo vírgenes, alerta
Sábado 1º de octubre de 2011, p. 34
En tan sólo medio siglo, la presión por incrementar la oferta de alimentos, así como la demanda de productos de consumo, ha devastado
a casi todos los ecosistemas del planeta, señaló José Sarukhán Kermez, coordinador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
La huella ecológica urbana –que mide el grado de emisiones contaminantes y costos ambientales de la población citadina–, explicó, se ha incrementado de manera exponencial, ante una demanda creciente de energía, agua y alimentos; genera una enorme presión sobre los recursos naturales
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Agregó que los habitantes de las grandes ciudades no suelen considerar el costo ambiental de muchas cosas de la vida cotidiana. Una taza de café, por ejemplo, requiere invertir 136 litros de agua para producir el grano, cultivarlo, procesarlo y llevarlo a nuestra mesa; una camiseta de algodón puede precisar hasta 900, mientras que una tonelada de papel necesita cerca de 400 mil litros de este recurso finito
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En el quinto Simposio en educación, economía, sociedad y naturaleza, convocado por el Museo Interactivo de Economía, explicó que hay una creciente inconsciencia de que muchas cosas que usamos y desechamos rápidamente tienen un enorme impacto en el planeta. Estamos generando una economía basada en bienes de consumo vírgenes
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Citó como ejemplo, que en Estados Unidos, apenas uno por ciento de los productos de consumo son útiles seis meses después de adquiridos, mientras 99 por ciento ya están en la basura
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Ante decenas de jóvenes, Sarukhán Kermez destacó que el deterioro ambiental se inició con la Revolución Industrial, en el siglo XIX, pero se agudizó de forma acelerada tras concluir la Segunda Guerra Mundial, ante una creciente presión por incrementar la producción de alimentos y otros bienes de consumo, en un planeta que hoy cuenta con 7 mil millones de habitantes
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Subrayó que con un modelo productivo que privilegia el consumo por el consumo
, y sin establecer equilibrios ambientales para no degradar los ecosistemas de forma tan acelerada, no existe manera de sostener un sistema económico como el que tenemos, si la trama ecológica está dañada
, lo que también ha generado una creciente injusticia social.
Ante el deterioro ambiental en aumento, alertó, se ha privilegiado el beneficio privado por encima del costo social que ocasiona destruir los bosques, las selvas o los ecosistemas marinos, por citar algunos ejemplos
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Algo debe estar muy mal, aseveró, cuando 40 por ciento de toda la energía que se fija en el planeta mediante fotosíntesis es aprovechada por una sola especie: la humana, mientras en los pasados 50 años se han deteriorado de forma acelerada los ecosistemas que nos proveen insumos pesqueros, fibras, leñas, material genético, farmacéuticos y agua dulce, entre otros
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