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Tenemos una emergencia planetaria y pocos lo reconocen, dicen en foro anual de la AAAS

Instan académicos a creer en la ciencia para salvar a la Tierra

Está asediada, por lo que debemos buscar mejores formas de comunicar el trabajo, señalan

Hablaron sobre los bajos estándares educativos, la oposición a la teoría evolutiva y la censura

 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de febrero de 2012, p. 2

Vancouver, Canadá., 21 de febrero. Una dura advertencia surgió de un importante foro científico anual realizado en Vancouver: el mundo debe volver a creer en la ciencia o podría ser demasiado tarde para salvar el planeta.

La ciencia está asediada, señalaron académicos reunidos en el encuentro anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) en Vancouver, Canadá, al tiempo que instaron a los científicos a comunicar mejor su trabajo al público.

Las soluciones científicas son necesarias para resolver las crisis globales –desde la escasez de alimentos y agua hasta la destrucción del medio ambiente–, pero el público ya no entiende la ciencia, dijo James Hansen, experto en cambio climático y científico de la NASA,

Tenemos una emergencia planetaria y muy pocas personas lo reconocen, afirmó.

El tema en la reunión de cinco días, a la que asistieron alrededor de 8 mil científicos de 50 países, fue La construcción de una sociedad global del conocimiento.

Se trata de persuadir a la gente de creer en la ciencia, dijo Andrew Petter, rector de la Universidad Simon Fraser, en Vancouver.

Entre los espinosos asuntos analizados estuvieron la censura, la oposición de grupos religiosos en Estados Unidos a enseñar la teoría de la evolución y a asumir la realidad del cambio climático, y los bajos estándares educativos.

Lucha contra la ignorancia

Tenemos que planificar el futuro, considerando el riesgo del cambio climático para entre 9 mil y 10 mil millones de personas, dijo Hans Rosling, experto sueco en salud pública, famoso por su lucha contra la ignorancia científica por medio de videos en YouTube.

Rosling dijo que es ingenuo pensar que la humanidad puede retroceder históricamente, mientras señalaba gráficos que muestran cómo las poblaciones humanas cambiaron con la tecnología y cómo sin la ciencia la mayoría de los niños morirían.

“Me enojo cuando oigo decir: ‘En la selva la gente vive en equilibrio ecológico’. No es cierto: muere en equilibrio ecológico”, aseveró.

La presidenta saliente de la AAAS, Nina Fedoroff, renombrada experta en ciencias de la vida y biotecnología, dijo que el creciente sentimiento anticiencia “probablemente se encuentra en nuestra propia mente.

Los sistemas de creencias, especialmente cuando están permeados por el miedo, no se dispersan fácilmente con los hechos, dijo, y señaló que en Estados Unidos cada año menos gente cree en el cambio climático.

Sus declaraciones tuvieron impacto especial en la comunidad científica, que observa cómo el presidente estadunidense Barack Obama enfrenta un feroz ataque de un potencial rival republicano a la supuesta falsa teología detrás de su política ambiental.

Me refiero al calentamiento global no como a ciencia del clima, sino como ciencia política, dijo el cristiano conservador Rick Santorum, quien avanza en la carrera republicana como eventual contrincante de Obama en noviembre, en un acto de campaña el lunes en Ohio.

El escepticismo y la negación del cambio climático todavía son fuertes en Estados Unidos, donde las encuestas muestran una nación dividida sobre la amenaza que representa el calentamiento global.

Durante la reunión de la AAAS, ademas, resurgió el cuestionamiento sobre si se debe divulgar o no una investigación de científicos estadunidenses y holandeses sobre una forma mutante del virus de la gripe aviar, potencialmente capaz de propagarse en los seres humanos. Los expertos en gripe aviar acordaron la semana pasada, en la reunión de la Organización Mundial de la Salud, en Ginebra, que la controvertida investigación debe hacerse pública después de realizar más análisis de riesgo. Mientras tanto, se extendió una moratoria sobre nuevos estudios.

Yo no estaría en favor de detener la ciencia, dijo Fedoroff en Vancouver. Cuanto más sabemos acerca de algo, mejor preparados estaremos para enfrentar lo inesperado.

El cambio climático

El aumento del nivel del mar en la costa oeste de América del Norte, estimado en cerca de un metro para finales de este siglo por el cambio climático y el deshielo de los glaciares polares, ha motivado a los científicos a planificar cómo encarar ese escenario sombrío.

Pocas personas que viven en territorios costeros y comunidades isleñas en el mundo quieren enfrentar las consecuencias de la eventual subida de los océanos: el fin de un estilo de vida a orillas del mar, la inundación de sus ciudades, y la pérdida de sus campos de cultivo.

Pero un puerto costero en Columbia Británica, en el oeste de Canadá, comenzó a tomar previsiones con ayuda de científicos, que recrearon imágenes por computadora para mostrar exactamente cómo será su ciudad cuando esté inundada.

En nuestro trabajo tratamos de visualizar cuatro escenarios diferentes, dice David Flanders, arquitecto paisajista e investigador científico en la Universidad de Columbia Británica.

Entre ellos está construir mayores muros contenedores y diques para mantener alejada el agua, edificar barreras de islas para absorber parte de la marea y reforzar las orillas, mover poblaciones enteras al interior o construir todo a mayor altura, elevando las casas en pilotes y haciendo carreteras más altas.

Flanders afirma que su equipo ha estado trabajando con un municipio llamado Delta, sede de uno de los puertos industriales más grandes de Vancouver, donde la perspectiva del aumento del nivel del mar genera tensiones.

La creación de imágenes digitales del futuro posible (algunas disponibles) dio a los residentes más elementos para evaluar qué medidas tomar, dijo Flanders.

Ayudó a los miembros de la comunidad a decidir en qué mundo quieren vivir en el futuro, dijo en una de las reuniones de la AAAS.

Según Flanders, de su experiencia trabajando con Delta desde 2006 surge que el primer impulso de los residentes locales y las autoridades es querer erigir muros más altos para proteger las áreas que tienen muchas casas. Pero finalmente coinciden en que lo ideal será combinar distintas soluciones, afirmó.

Los costos de reconstruir la vida moderna actual en las zonas costeras ciertamente serán enormes, con cientos de millones de personas y comunidades afectadas por el incremento del nivel del mar en todo el mundo.

Dependiendo de lo que traten de proteger, la estrategia de protección puede ser realmente cara, aseguró Denise Reed, profesor de la Universidad de Nueva Orleáns.