Caos en Siria: se insinúa el Kurdistán
Cerquísima y lejísimos
Acostumbrarse a ganar
En Cherán va la vida de por medio
Comicios venezolanos
Mujeres conducen más seguro
Medalla de oro
Armillita. Más de un grande
Alimentación, tema de Estado
Los idos de agosto
Un marqués que mal mueve el abanico
a semana pasada se dio a conocer, en un documento de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que la sequía que afecta a 75 por ciento del territorio estadunidense con cultivos de maíz y soya causó, en junio y julio pasados, alzas hasta de 30 por ciento en los precios internacionales de esos productos. El incremento, según el Boletín Trimestral de Seguridad Alimentaria y Nutricional, podría ser parcialmente contrarrestado con el aumento de la producción cerealera sudamericana. Sin embargo, Raúl Benítez, representante regional del organismo internacional, advirtió que “este nuevo nivel de precios representa –en el corto plazo– un desafío adicional para aquellos países importadores netos de estos granos y de soya, en especial aquellos cuyas importaciones dependen de Estados Unidos, como México, los países centroamericanos y caribeños”.
Sobre Marx y la UNAM
on respecto a la carta que se publicó ayer en El Correo Ilustrado del Consenso Cárdenas Soberano, José Puente de León, refiero lo siguiente:
nte todo, una disculpa por mi reciente ausencia. Algunos problemas de salud me forzaron a ello.
a de nuevo: curiosa democracia esta que lo obliga a uno a reiterar una y otra vez que los inconformes de uno y otro lado del río litigioso en que ha desembocado la sucesión presidencial tienen el derecho a reclamar y a cuestionar personas e instituciones, siempre y cuando esos reclamos tengan lugar dentro de los marcos y cauces establecidos por la ley. Y ese es el caso de los dirigentes de la coalición progresista y su candidato presidencial: no ha habido en su ya larga intervención ante los órganos electorales respectivos, ni en su recorrido por plazas y calles de la República, el menor asomo de transgresión a las leyes o de abierta incitación a hacerlo. La reiteración puede aburrir al más obsesivo de la clase electoral mexicana, pero no sobra si se considera el rumbo que ha querido dársele a la cuestión poselectoral por parte del PRI y, ahora, de los organismos cúpula del empresariado.
a monodependencia del país fue una causa importante para que México tuviera una de la peores crisis en 2009, una baja en el producto interno bruto (en lo internacional se usa producto doméstico general: en inglés GDP, gross domestic product) de 6.3 por ciento. Sólo Brasil, con un comercio mucho más diversificado, tuvo en ese mismo año una baja de 0.3 por ciento, casi nula especialmente frente a la de México. El otro extremo fue China, que bajó de 14.2 por ciento en 2007 y 9.6 por ciento en 2008 a un crecimiento en 2009 de sólo 9.2 por ciento (ya quisiéramos); e India, que pasó de 10 por ciento en 2007 y 6.2 por ciento en 2008 a 6.6 por ciento en 2009, todas estas cantidades, positivas.
os gobiernos llamados progresistas
mantienen lazos estrechos con el capital financiero internacional y siguen aplicando políticas neoliberales. Los estados que ellos tratan de dirigir están en gran medida determinados y dirigidos por las imposiciones del mercado mundial de mercancías y capitales. Exportan, por ejemplo, sobre todo petróleo, maderas, productos minerales, soya y granos alimenticios, a precios fijados en el exterior y por medio de grandes oligopolios trasnacionales, mezclados, en el mejor de los casos, con algunas empresas paraestatales mixtas, como Petrobras o YPF, ya que la venezolana PDVSA o la mexicana Pemex son excepciones, de ningún modo la regla.
os ritmos de la migración mexicana suelen moverse de manera pendular cada 20 años aproximadamente. La cadencia la marcan las reformas legislativas estadunidenses en las leyes migratorias o las coyunturas económicas, sean éstas de auge o de crisis. Desde el lado de los migrantes estas fases hay que leerlas como demanda urgente de trabajadores o contracción del mercado y las consecuentes deportaciones.
a sido común referirnos al territorio que hoy constituye la Ciudad de México y la zona conurbada como el valle de México. En realidad es una cuenca que aloja cuatro valles: México, Cuautitlán, Apan y Pachuca. Algunos de ellos están separados por montañas como es el caso de los valles de México y Cuautitlán, que están divididos por la Sierra de Guadalupe; a su vez este último y el valle de Apan tienen entre ellos a la sierra de Patlachique; y entre Apan y el valle de Pachuca se yergue la sierra de Chichicuautla. Estas sierras que los dividen nunca cierran los valles por completo, no obstante que guardan pequeñas montañas como la mencionada Sierra de Guadalupe en el valle de México.
eí por primera vez, con dosis iguales de susto, gusto y asombro, la breve novela Aura, de Carlos Fuentes, cuando estaba en la secundaria. La releí hace unas semanas, con reacciones idénticas, en ocasión de la muerte del autor. Debo decir que, venturosamente, en ninguno de mis dos encuentros con Aura hubo un secretario de Estado panista (léase retrógrado, censor, pudibundo, ignorante y represor) que quisiera prohibirme su lectura. Con el mismo motivo, revisité recientemente la grabación de la ópera Aura (1988) de Mario Lavista, basada en el texto de Fuentes, y reencontré una música de gran atractivo, de una expresividad concentrada, misteriosa, a veces elusiva y siempre atmosférica, una música que habita esos mundos acústicos enrarecidos y sutiles a los que Lavista es tan afecto, y los cuales sabe expresar con gran claridad en muchas de sus partituras. La buena noticia al respecto es que, si bien la primera edición de la grabación de Aura realizada en 1989 con los intérpretes de su estreno es inconseguible, recientemente fue reeditada con todas las de la ley, es decir remasterización, nuevo diseño, nueva presentación, y lanzada al mercado por el sello Tempus. Hoy más que nunca, ante la desaparición física de Carlos Fuentes, se impone regresar a sus letras y a todo aquello que han inspirado; la ópera de Lavista es sin duda una de las mejores y más lúcidas aproximaciones al imaginario más profundo del escritor.
na trilogía del desasosiego emocional. Entre los títulos de ficción presentes en la 11 Semana de Cine Alemán destacan tres obras muy recientes, dos de realizadores ya reconocidos: Lo que queda, de Hans-Christian Schmidt, y Bárbara, de Christian Petzold, y Tótem, una inquietante opera prima de la realizadora Jessica Krummacher. Al conjunto de películas propuestas lo completan cuatro largometrajes de ficción (Alto en el camino, de Andreas Dresen; El ladrón, de Benjamin Heisenberg; El río solía ser hombre, de Jan Zabeil, y La invisible, de Christian Schwochow); tres documentales (Cima, de Hannes Lang; Esto no es California, de Marten Piersel, y Gerhard Richter, pintor, de Corinna Belz), así como una retrospectiva de Andreas Dresen, explorador muy perspicaz de las veleidades y contradicciones de seres humanos confrontados a las crisis morales que provocan la enfermedad terminal, la vejez, la soledad o el desencuentro amoroso.