El siempre joven Rod Stewart cantó sus connotados éxitos internacionales la noche del pasado jueves, en el primero de dos conciertos en el Auditorio Nacional. La conexión fue instantánea. Rock y romanticismo al por mayor, mientras en las pantallas caían gotas de sangre de un corazón herido. ¡Ay!

Con todas las tablas del mundo a cuestas, el ex Faces apareció en el escenario en medio de una gritería ensordecedora, de las que la admiración de los fanáticos es capaz. Su look no ha cambiado y su vestimenta apastelada lo hace lucir forever young, denominación que la vox populi ha hecho suya para referirse a un aferrado al pasado, inmaduro o que mantiene actitudes de chamaco.

En luminosas pantallas se proyectaron imágenes sicodélicas y al centro, en un recuadro, la imagen sobredimensionada de Rod, lo cual facilitaba ver algunos de los pasos que lo hicieron famoso hace décadas. Claro que la imagen es la de un músico que da pasitos laterales, que levanta las piernas, a veces muy delicado. Esto contrasta con lo que proyectan cantantes como Ray Davis, de The Kinks, por ejemplo. No faltó quien recordara su presentación en Querétaro, en sus años mozos. El tiempo ha pasado y Rod varias veces aludió al efecto negativo de la altitud de la ciudad de México. Entre la edad y la altitud… A esto hay que añadir que varias canciones fueron, según el propio Rod, acústicas, para lo cual se la pasó sentado. Pecata minuta y pelillos a la mar.

El cantante británico comenzó su recital a las 20:35 horas. Entró con saco rosa, corbata amarilla, pantalón y camisa negros. Las notas de Love Train enmarcaron una emoción colectiva. Rod fue complaciente; sabe qué es lo que se espera de él. Interpretó Tonight’s the Night, Some Guys Have All the Luck, Rhythm of My Heart, Young Turks, Forever Young, Downtown Train y Have I Told you Lately.

La sucesión de éxitos siguió con First Cut is the Deepest, Don’t Wanna Talk About It, Rainy Night in Georgia y Sweet Little Rock and Roller. Una de sus guapas coristas interpretó Pround Mary, a la manera de Tina Turner.

Lo que siguió fue el aluicine: You Are in My Heart, la cachonda Hot Legs, Maggie May y Sailing.

Hizo finta de que se iba, pero cerró cañón con Do You Think I’m Sexy, para lo cual él y varios de sus músicos lucieron sombreros tejanos para verse muy panteras, muy verdad de Dios.