Hay dos cosas que le gustarían a Michael Nyman: dedicarse a escribir ópera y que su nombre no estuviera asociado siempre al de los directores de cine Jane Campion y Peter Greenaway.

Mientras eso ocurre, prepara el concierto del próximo 22 de noviembre en el Teatro de la Ciudad con la Michael Nyman Band, la primera ocasión que se presentan en la ciudad desde mediados de los años 90, y también la primera vez que la agrupación estará en un escenario capitalino desde que el compositor británico reside aquí.

Estoy loco por México, dijo en una conferencia de prensa minutos antes de la entrevista con este diario, en la que se habló del concierto de la Michael Nyman Band titulado Film and Music, del estreno reciente del score que compuso para la película El acorazado Potemkin, de Sergei Eisenstein, y de la imposibilidad del compositor para dirigir a la Orquesta Carlos Chávez en el estreno de la pieza Devoción, que se realizaría como parte de las actividades por la reapertura de la Cineteca Nacional.

El recital se reprogramó para finales de mes para que puedan terminar de hacer la Cineteca y ahora lo dirigirá Enrique Barrios, ya que el autor estará en una gira con la banda que fundó en 1975.

Camino de dos vías

Una de las preguntas obligadas para Michael Nyman –reconocido en 2011 con el premio Ivor Novello, el más importante de la música clásica– es si no está cansado de que su nombre vaya siempre acompañado de la frase “compositor de la música de la película El piano, de Jane Campion, y colaborador de Peter Greenaway en filmes como The cook, the thief, his wife and her lover y Prospero’s book”.

–Sí. Siguiente pregunta –responde entre risas, y agrega: Es un camino de dos vías: por una parte sin la música de esas películas no tendría público o mi público sería muy pequeño. La gente no me detendría en las calles de México para decirme que le gusta mi música, porque no la conocerían. Pero por otra parte lo que me gustaría verdaderamente es que tuvieran curiosidad y una vez que escuchan la música de esas películas se pregunten qué otra música he compuesto, dónde la interpreto, con quién más he colaborado. Por una parte las películas hicieron que mi música esté disponible para una gran audiencia, esa es una fortuna que pocos compositores tienen, pero eso no es todo. Ahí no se detiene.

Nyman ha incursionado desde hace varios años como realizador de cine y fotógrafo, con proyectos como el del Cine Ópera, que se presentó hace unos meses. Sin embargo, su reto principal no está ahora ni en la composición ni en su carácter de artista visual.

“Hacer películas –prosigue– no es un reto verdadero, porque no hay expectación, no muchos saben que hago películas, pero he sido capaz de crear una especie extraña de red independiente donde se pueden proyectar: en una cineteca, en un festival de cine, en una demostración, en entrevistas, en conciertos, un museo o una galería.

“Por ejemplo, en el concierto de la Michael Nyman Band se proyectarán mis filmes, y el viernes pasado en Oaxaca toqué el piano y de nuevo mostré mis películas que pertenecen a una especie extraña que no se sabe cómo definirla y como no hay una definición pueden proyectarse en todos estos lugares diferentes.

Como compositor necesitas una red diferente, con lugares como éste, el Teatro de la Ciudad, salas de conciertos convencionales como la Nezahualcóyotl o en Bellas Artes, o puedes crear espacios como un cine, un anfiteatro romano, pero aún así necesitas un circuito, promocionar, festivales, necesitas pagos, transportación para mí y mis ingenieros de sonido, por ejemplo, así que todo lo que se refiere a la música es menos flexible y más institucionalizado que las películas, pero al menos tengo la libertad de tocar en diferentes tipos de lugares.

–Si no es la música o el cine su principal reto, entonces, ¿cuál es?

–Lo que quiero pasar haciendo el resto de mi vida es escribir óperas, porque este género para un compositor es el equivalente a un largometraje para un cineasta, tienes el tema, el tiempo, la búsqueda creativa, y creas algo que que es muy personal.

Escribes un guión como un director, pero se necesita preparación, dinero, una compañía, actores y un equipo de personas, y tiene que ser algo remunerado, toda la cultura de hacer una ópera se tiene que pagar; en teoría me puedo sentar y escribirla, robar tiempo de otros proyectos, puedo contratar a un escritor y decir por favor crea el libreto, y puedes llevar la ópera a la vida, a existir como un documento. Pero así como un guión para una película necesita ser filmado, la ópera necesita cobrar vida. Ese es mi mayor reto y mi mayor frustración: no hacer las óperas que quiero escribir.

Lo mejor es que sí existe público para las óperas contemporáneas, y un ejemplo de esto es la presentación en los próximos días de la de Phillip Glass, Einstein on the beach, en el Palacio de Bellas Artes. Va a ser interesante ver qué tipo de público acude.

Invitado del Festival Miguel Bernal

“Mi mayor miedo –agrega Michael Nyman– es dejar de encontrar interesante el escribir música. Pero si eso pasa en primer lugar, todavía tengo un gran catálogo que puedo interpretar, y en segundo lugar, me daría tiempo de hacer otras cosas, películas, continuar mis estudios de la diversidad de México.

Soy muy rápido para escribir música, componiendo, pero después viene un proceso lento. Es como escribir un libro, una vez escrito hay que imprimirlo, corregirlo, cambiar cosas, pensar en las ilustraciones, venderlo, promoverlo, hacer entrevistas, eso es lo que toma tiempo.

El concierto de la Michael Nyman Band se realizará el 22 de noviembre a las 20 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. El programa incluye, sí, fragmentos de los soundtracks de las películas de Greenaway, pero también la que compuso para filmes realizados por Nyman. Después de esa presentación, la banda comenzará una gira que los llevará a Polonia, Asia y América Latina.

Michael Nyman también es uno de los invitados al Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez, que se realizará del 16 al 25 de noviembre.