Reunieron a 209 personas en la Capilla Gótica del Helénico
Lunes 30 de noviembre de 2015, p. a13
Desde la comodidad de una silla o en una grada, mirando una pantalla, 209 personas disfrutaron del concierto Del medioevo al danzón que se realizó en la Capilla Gótica del Centro Cultural Helénico.
El músico, compositor y arreglista Horacio Franco y el contrabajista Víctor Flores interpretaron las 18 canciones, que integraron el programa de este concierto, pensado para disfrutar e incluso bailar en familia. Fusionaron sonatas, suites, danzas cubanas y danzones.
Este concierto ofreció al público la oportunidad de experimentar un concierto inmersivo, es decir, escuchar, sentir y disfrutar la música de forma distinta, más intensa y emotiva, ya que 109 de los asistentes estuvieron sentados junto a los dos músicos y se volvieron parte de ellos, mientras los otros 100, sentados en gradas, lo disfrutaron a través de una pantalla gigante colocada afuera de la capilla.
En el primer bloque del concierto sonaron cinco melodías alegres, atrevidas e impredecibles: andante-allegro de la Sonata para flauta en mi menor, BWV 1034, del compositor alemán Johann Sebastian Bach; O cieco mondo, del italiano Jacopo da Bologna; el allegro de la Sonata metódica en la menor, del alemán Georg Philipp Telemann; Teléfono a larga distancia, del cubano Aniceto Díaz, y el presto de la Sonata en re mayor Op. II número 11, del italiano Antonio Vivaldi.
Llegó la fiesta
Luces moradas y azules iluminaban los rostros de Horacio Franco y Víctor Flores, quienes en el segundo bloque interpretaron cuatro canciones que incitaban al baile y la fiesta: preludio de la Suite inglesa No. 2 BWN 807, de Bach; Al fin te vi, del cubano Ernesto Lecuona; allegro de la Sonata en fa mayor, Op. II número 4, de Vivaldi, y el danzón Almendra, del cubano Abelardo Valdés.
Esas cuatro melodías recrearon para el público atmósferas de viajes festivos.
En el tercer bloque sonaron: Juárez, del mexicano Esteban Alonso; allegro de la Sonata en fa mayor, Op. VI número 4, del italiano Arcangelo Corelli, y preludios de El clave bien temperado, de Bach.
Franco tocó El son de la Catarina de forma especial: usó una flauta de carrizo y un ténabaris (hilos de nailon donde están pegados o cosidos capullos secos de mariposa recolectados en el campo); Flores lo acompañó utilizando su contrabajo de cajón.
Llenos de música, los asistentes corearon: ¡bravo, bravo, bravo!
, mientras Horacio Franco tomaba su flauta dulce para continuar con el festejo musical e interpretar cuatro canciones que invitaban al zapateo: presto de la Sonata en la menor, Op. II número 12, de Vivaldi; Rigoletito, danzón del cubano Tomás Ponce Reyes; Le duc d’ Orleans, del francés Jacques Hotteterre, y Nereidas, del mexicano Amador Pérez.
El concierto Del medioevo al danzón, organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Programa Nacional de Animación Cultural, finalizó con la Suite para flauta, del compositor francés Louis-Antoine Dornel.