En 2015, la directora de la Casa Luis Barragán, Catalina Corcuera Cabezut, autorizó a la estadunidense Jill Magid (en la imagen) a que habitara a sus anchas durante seis días el inmueble catalogado patrimonio de la humanidad por la Unesco, estancia cuando la huésped cortó con tijeras tapetes y manteles para hacer un altar al arquitecto tapatío con los pedazos, entre otras actividades que no se permiten a visitantes ni a artistas invitados
Foto tomada de Internet
La estadunidense considera la residencia una invitación estimulante
En 2015 fumó, tomó tequila e invocó al fantasma del arquitecto en el Museo Barragán, además de cortar pedazos de manteles y tapetes
Merry MacMasters y Mónica Mateos-Vega
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Afp y Pl
Ángel Vargas