Acelerado consumo tras sismos de 85
Sábado 14 de septiembre de 2019, p. 30
En el país se estima que 80 por ciento de los mexicanos consume agua embotellada, cifra que se eleva a 90 por ciento en el caso de los habitantes de la Ciudad de México, a pesar de que el líquido en las redes de distribución, en términos generales, tiene buena calidad, expuso Delia Montero Contreras, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (UAM-I).
Al presentar su libro Instituciones y actores. Un enfoque alternativo para entender el consumo de agua embotellada en México, señaló que en este fenómeno no hay diferencia en el patrón o características de los consumidores, pues lo hacen por igual las personas con diferentes ingresos, formación profesional, edades, y residencia.
Comentó que en tan sólo unos años, México se ha convertido en el país de mayor consumo de agua embotellada, como también de refrescos y bebidas azucaradas. En el primer caso, solamente los habitantes de la capital del país gastan más de 4 mil millones de pesos en la adquisición del líquido, lo cual refleja el gran mercado
que representa para las empresas transnacionales y las pequeñas empresas purificadoras que también se han subido al negocio.
En el evento, realizado la noche del jueves en el Centro de Difusión Cultural Casa Rafael Galván, de la UAM, la especialista en temas de instituciones y gobernanza del agua, comentó que el consumo del producto embotellado empezó tras los sismos de 1985, con la ruptura de una parte de la red de agua potable y las recomendaciones de las autoridades gubernamentales de hervir el líquido para beber.
Lo real es que desde ese momento, entre la población empezó a crecer la percepción de que el fluido de la red de tuberías era y es de mala calidad, cuando no es así, pues los organismos operadores de la red de agua en municipios y ciudades están obligados por normatividad a dotar de agua potable.
Otro factor que ha contribuido al consumo de embotellada es que no hay información de la calidad del líquido que se distribuye en la red, dijo la especialista, quien cuestionó la extraordinaria secrecía con la que el gobierno maneja todo el tema del agua, como es el caso de las concesiones a las empresas transnacionales y el asunto de la calidad con la que llega.
Esta misma falta de información se convierte en un incentivo para una empresa transnacional, pues si no se reporta la calidad, el consumidor sigue adquiriendo garrafones
, precisó la investigadora del Departamento de Economía dela UAM-I.
La obra de Montero Contreras es el seguimiento de un primer volumen suyo, editado en 2015 con el nombre de Transnacionales. Gobierno corporativo y agua embotellada. El negocio del siglo XXI, indicó Óscar Monroy Hermosillo, también investigador de la misma unidad, al comentar el libro. El investigador Javier Melgoza Valdivia, el segundo de los comentaristas, citó que se estima que en México se consumen al menos 330 litros anuales por persona, además que quienes tienen menos recursos económicos son los que la pagan más cara.