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TIRANÍA DEL MIEDO: TERRORISMO
BRITÁNICO-PAQUISTANÍ (I DE II)
¿ISLAMO
QUÉ?
El presidente George Bush desafió al mundo entero cuando logró pronunciar sin tartamudear: islamofascistas, una compleja palabra compuesta con la que se refirió a los presuntos terroristas británicos y paquistaníes capturados el 10 de agosto de 2006: veinticuatro personas (incluyendo un hombre con su esposa embarazada) que planeaban un ataque gigantesco, que consistiría en destruir simultáneamente con bombas una decena de aviones comerciales mientras volaban sobre el Atlántico. El plan sería una paráfrasis tardía de la operación Bojinka, ideada en 1995 por el misterioso Ramzi Yousef y su tío, el presunto autor intelectual de los ataques del 9/11 que ahora está preso, Khalid Shaikh Mohammed. Como todos sabemos ahora, el ataque se llevaría a cabo con explosivos líquidos que serían introducidos en envases aparentemente inofensivos de refrescos, perfumes, líquido para lentes de contacto, cosméticos y pastas de dientes. Una vez en el avión, los terroristas combinarían los elementos y usarían iPods, teléfonos celulares o computadoras para detonarlos. Independientemente de que este plan parecía fraguado en un episodio de la caricatura Jóvenes Titanes, resultaba curioso el ingenio del mal de quienes pensaban tornar la obsesión por los aparatos electrónicos, la adicción a las bebidas azucaradas y la vanidad compulsiva en armas de destrucción masiva.
LOS ENEMIGOS DE LA DEMOCRACIA
Tras la captura de los presuntos terroristas, el presidente estadunidense, a diferencia de la policía inglesa, se apresuró a vincular este intento de atentado con las guerras del oriente próximo, y situó a los acusados dentro de la masa indefinible de enemigos (fascistas e islámicos) de la democracia que incluye al Talibán, a los insurgentes iraquíes sunitas, a Hamas, a Hezbolláh, a los mulás chiítas de Irán y al gobierno laico de Siria. Esta peculiar estrategia de ceguera política auto impuesta y de voluntariosa ignorancia, no sirve en lo más mínimo para proteger a nadie del terrorismo internacional, ni para entender la enredada política y sociología del mundo islámico. Sin embargo, es parte importante de la campaña propagandística, de desinformación y de instigación del miedo que es esencial para la política internacional de este gobierno. La complejidad puede provocar curiosidad y, por tanto, desconfianza en el poder, que es un privilegio que un gobernante con apenas el treinta por ciento de aprobación popular no puede permitirse y menos en un momento en que más del sesenta por ciento de los estadunidenses creen que la guerra de Irak fue un error.
FASCISMO Y FUNDAMENTALISMO
El término islamofascista aparentemente es sugerido por primera vez por el historiador Walter Laqueur, quien comparó los movimientos políticos islámicos con los grupos fascistas de la década de los treinta. La similitud no soporta un escrutinio riguroso: el fascismo pregona un culto (que raya en lo religioso) por un Estado fuerte, altamente centralizado e identificado con la figura de un líder que llama al sometimiento del individuo a la masa (con una transformación implícita en una especie de hombre nuevo). El islam político consiste en una reordenación de la sociedad a través de la recuperación (a menudo reinvención) de los fundamentos religiosos. Para el islam político el Estado juega un papel marginal que tiene más coincidencias con la filosofía del libre mercado que con el nazismo, ya que en esencia se limita a administrar, con cuidado de no estorbar al clero y dando manos libres a las elites. Para estos fines los dictadores son a menudo un estorbo.
FIDEL Y "LA GUERRA DE LOS TENIS"
Tras una Copa Mundial ferozmente comercial en la que una vez más los principales protagonistas fueron las grandes empresas de ropa deportiva, resulta paradójico que el mensaje publicitario más transgresor y de mayor impacto de uno de estos megaconsorcios fue uno incidental: el de un demacrado Fidel en su lecho (que muchos quisieran mortal) sosteniendo el Granma (Fidel sonriente en la primera plana: "La historia lo absolverá") y portando orgulloso una flamante chamarra Adidas con los colores de la isla. Este empujón publicitario es una curiosa consolación después de que en la final del Mundial de Alemania, Italia, usando Puma, derrotó a Francia equipada por Adidas. Sin duda este no es el fin de la guerra desatada hace más de medio siglo entre el fundador de Adidas, Adolf (Adi) Dassler, y su hermano Rudolf (Rudi), fundador de la marca Puma, pero sin duda llevará "la guerra de los tenis" a otro contexto,
(Continuará)
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