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Javier Sicilia
Vassili Grossman, los trillizos en el espejo
En 1983, Francia publicó por vez primera una novela prohibida en la Unión Soviética veintitrés años atrás: Vida y destino, de Vassili Grossman, una novela, al decir de Alain Finkielkrault, como ya no se hacen.
Nacido en Ukrania en 1905, imbuido por el régimen soviético y alentado por Gorki, Grossman abandona su oficio de ingeniero para dedicarse a la literatura. Pronto se impone como una de las grandes esperanzas del realismo socialista. La segunda guerra mundial marca, sin embargo, un giro en su vida. Después de recorrer todos los frentes de la guerra como corresponsal de La Estrella Roja, el principal periódico de la Armada soviética, es el primer escritor en entrar en el campo de exterminio nazi de Treblinka: "Treblinka –escribe en un artículo publicado dos meses después– no era una fábrica de muertos mediante procesos primitivos: sacaba sus métodos de la gran producción industrial moderna, trabajaba en cadena." En 1946 concluye, junto con Ilya Ehrenbourg, un libro sobre el exterminio nazi de los judíos en las regiones que habían ocupado los nazis en la urss y en los campos de concentración polacos. La Dirección de Propaganda impide su publicación en 1948: el estalinismo, mediante el "proceso de las camisas blancas", que debía concluir con la deportación masiva de todos los judíos a Siberia oriental, había iniciado. La muerte de Stalin, en 1953, no sólo abortó el plan, sino que salvó también a Grossman que acaba de publicar su novela Por una justa causa, un fresco épico de la guerra en la que el héroe es un judío, como el autor, y que ya le había valido el linchamiento de la crítica.
Vassili Grossman
en collage de Tatlin |
"Testigo y víctima potencial –escribe Finkielkrault– del terror que solamente tres años después de la Solución Final se abate sobre aquellos que el odio estalinista califica de sionistas y cosmopolitas, Grossman conoce entonces una crisis interior de la que [su] novela Vida y destino, a la que le dedica diez años [y que el régimen soviético termina por prohibir], es el resultado." En ella, que parece la continuación de Por una justa causa, Grossman introduce un cambio de perspectiva: en el momento en que Estalingrado se presenta cono el triunfo de la civilización sobre la barbarie, Grossman introduce una escena: el diálogo entre un ss y un bolchevique detenido en un campo de concentración: "Cuando nos miramos –dice el ss– no miramos sólo un rostro odiado, miramos en un espejo. Ahí reside la tragedia de nuestra época. ¿No es el mundo, tanto para ustedes como para nosotros, voluntad; hay algo que pueda hacerlos dudar o detenerse? [...] Ustedes creen que nos odian, pero es sólo una apariencia: ustedes se odian en nosotros [...] Si ustedes ganan, nosotros moriremos, pero seguiremos viviendo en su victoria. Es una paradoja: si perdemos la guerra, la ganaremos, continuaremos desarrollándonos bajo otra forma, pero conservando nuestra esencia."
Al desaparecer estos dos hermanos odiados, no desapareció, sin embargo, la sustancia del nazismo. Aunque Grossman no vivió para contar el triunfo del liberalismo sobre esos dos enemigos gemelos, podría decirse que el nazismo sobrevivió y se desarrolló bajo una forma domesticada, la del rostro perversamente afable de la técnica puesta al servicio de la economía y del mercado global. El liberalismo no persigue judíos. Su genocidio es más perverso en su suavidad y su aparente ausencia ideológica: la destrucción de cualquier diferencia en nombre de la abstracción tecnológica de un mundo liberalizado. Semejante al sovietismo y al nazismo, sus gemelos tan odiados como ellos mismos se odiaban a sí mismos en el otro, el liberalismo se dirige más lejos: al bloquear la dialéctica de sus gemelos, va de la reducción a lo irreducible, y repuebla pacientemente el mundo mediante la máscara esquemática de un mundo aparentemente plural en sus diversas variantes que, en realidad, guardan un pensamiento único. "Eso –escribe Grossman en Vida y destino"al hablar del escritor Tchekhov, que frente al leninismo había optado por la vía de la libertad, y como un anuncio de lo que no alcanzó a desarrollar– se llama democracia."
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-cm del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la appo, y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca.
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