Cid electoral
Erario al servicio del PAN
¿Nada sabía el ENR4?
Gritos en el pleno
Sólo el 68% pagó la tenencia
Reinventando el capitalismo
Dólar a $13.76
Crisis del capitalismo mundial/ XIII
Paul Krugman y el sistema bancario sombra
Cambian previsiones del clima tropical al frío europeo
México vence en peores resultados
¿Guerra sucia, humor negro o premonición?
Nueva Izquierda busca venganza
Por querer montarse en el gobierno lo perdió casi todo
Perversidad de la Iglesia en Recife
U2: sin línea en su horizonte
Danza australiana
omo resultado de la reunión cumbre celebrada en Londres, los gobernantes del G-20 anunciaron la puesta en práctica de un plan de reactivación de la economía mundial que incluye una inyección de un billón de dólares a las finanzas mundiales (tres cuartas partes de los cuales irán a los países más afectados por la catástrofe en curso) y medidas para prevenir la especulación desenfrenada y el descontrol de los organismos financieros internacionales: la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), la creación de un Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), encargado de alertar sobre riesgos macroeconómicos y financieros y de extender la regulación en los mercados; el aislamiento de los países considerados paraísos fiscales
; la severa acotación del secreto bancario; la regulación de salarios y bonificaciones de banqueros; el endurecimiento de la normativa financiera para aumentar la supervisión de fondos de inversión y agencias de calificación crediticia, y la puesta en venta de las reservas de oro del Fondo Monetario Internacional (unos seis mil millones de dólares) para ayudar a los países más necesitados.
Critica cambios en Canal 11
l doctor Enrique Villa Rivera, director del Instituto Politécnico Nacional, le debe una explicación al público por haber celebrado, con bombos y platillos, la muy lamentable conversión del Canal 11, a partir del pasado 30 de marzo, en uno más de la bazofia televisiva mexicana.
a Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos denunció la incursión militar al pueblo indígena de Ocotepec, Morelos, ubicado en el nororiente de la ciudad de Cuernavaca y regido por usos y costumbres como ayudantía municipal.
ufórico, por una victoria judicial que es una vergüenza para México, el penalista Juan Velázquez se mostró contento, satisfecho, orgulloso. Acababan de exonerar de la matanza de Tlatelolco a Luis Echeverría. El juicio más importante en la historia moderna de México
, declaró sin recato; “es la primera vez que se acusa y se apresa a un ex presidente… y por genocidio”, añadió, como diciendo: admiren la magnitud de mi proeza
. Se refirió con socarronería a Ignacio Carrillo Prieto como el fiscal del pasado
, y le agradeció, entre bromas y veras, y por inverosímil que parezca, el favor
de haber sometido a su cliente a juicio, porque así, en el marco de un proceso legal, Echeverría pudo finalmente probar su inocencia.
a soberanía e independencia de México están amenazadas como nunca en nuestra historia reciente, y las últimas iniciativas de la administración de Obama lo siguen poniendo de relieve.
ace varios años quería escribirle esta carta, amigo Galeano. Usted no me conoce, usted ni siquiera se lo imagina, pero usted me salvó la vida. La literatura y los chistes me salvaron la vida.
ay conferencias internacionales triunfales. Otras son un fiasco. Por los desafíos que plantea la crisis mundial, la reunión del G-20 se presentaba como oportunidad legendaria para sentar las bases de una nueva economía, fuerte y sustentable. Lo que ha hecho es fracasar estrepitosamente. Las dramáticas convulsiones de las próximas décadas serán el legado de esta oportunidad perdida.
a crisis financiera no es el único problema, hay otro peor porque tiene que ver no con el modo de producción y distribución, sino con la propia existencia. Me refiero al cambio climático. Ambos están presentes y serán discutidos simultáneamente.
l martes 31 de marzo, leí temprano un cable de Notimex, fechado el 30, que decía textualmente:
adre: navegué en tu cuerpo en noches serenas de cielo azul oscuro, sembradas de puntos de luz, en cuyas olas se quebraban y chispeaban claridades, suavemente, dejando una ancha y brillante estela en el profundo silencio de la inmensidad de lo ignoto, con las notas de un cante que flotaba en el aire y se mecía impregnado de voluptuosa languidez, al cadencioso golpe del remo en agitado avance sobre tus olas, para empezar a recorrer la seda de terciopelo de tu pacífico mar, con paso lento, paso a pasito, pausadamente, en musgosos labios donde te besé y penetré en el claustro rosado y desierto, y vagué en tus olas abandonadas que nacían y morían al instante, provocando las primeras sensaciones, al contemplarlas curveadas y arrastrándose por la espuma, sobre sí mismas, para aparecer y desaparecer como niñas jugando con el viento, desatando sus nudos, con todo y un vocerío terrible, ebrias de alegría agitando aún más las olas que se entrelazaban con caracolas y espumas que tornaban a desaparecer, para mostrarse de nuevo fuera de mi alcance, internándose cada vez más adentro, en la inmensidad de tu cuerpo, perdido entre sombras revueltas, en juegos de burlas por la brutalidad del desamparo, madre de todos los deseos; en el instante en que mi sangre se detenía, me flaqueaban las piernas y un ligero temblor agitaba y ponía a fibrilar mis contraídos músculos, previos a que tu vida me contagiara y agitara entre ciclónico oleaje, para estremecerse en un vértigo absoluto en que el aire zumbaba, en un escape tan rápido que perturbado tenía que prenderme de tus pechos, tú que sí sabías del dolor y me lo transmitías en una fusión interminable, al bogar, bogar, sin poder detenerme, sintiendo que el viento silbaba alrededor, y nuevos horizontes se abrían a mi vista mientras seguía bogando, a la velocidad de las olas, dejando atrás otras tantas, que aparecían y desaparecían para dar luz a nuevas olas, agitadas aún, que la tempestad huracanada había arrancado a su paso de tus playas cercanas y que seguían oscilando a la velocidad ya no de tus olas, sino de mi propio ímpetu, hasta romper sobre la playa, en una sacudida donde hervía la arena calcinada por los rayos del sol de fuego, vastas soledades, llanuras inmensas, alegres campos cubiertos de verde y negros caseríos, como blancos fantasmas, que daban término a esa loca carrera, en tiernos estremecimientos que acariciaban el terciopelo de la arena, juguete como había sido de un poder sobrenatural, tu poder, que todo lo arrasaba, dejando de ser en medio de sensaciones, latidos, correr de sangre, en formas caprichosas, nunca repetidas, como el resplandor de un relámparo, en aquel océano de vapores que subían y subían y se desvanecían como las palabras que vemos, que nadie escucha y que nunca nos regresan vírgenes, dejando de ser para, en un aliento de fuego, fugaz y transitorio, tratar de atrapar la ternura marítima que eres tú, madre, para bajar y bajar, sin caer nunca...