Nada es más hermoso que la verdad

na calurosa felicitación por la información que nos han brindado sobre el proceso electoral, que culminó ayer con la foto de una niña que levanta una pancarta ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación: Me duele México y cita a Cicerón: Nada es más hermoso que la verdad.

unque a los falsificadores de nuestra historia no les guste, la jornada del 5 de mayo de 1862 fue una victoria. Algunos aceptan que esa escaramuza se medio ganó (¿?), pero que la guerra se perdió, como dicen Catón, Zunzunegui o Schettino, quienes quizá viven en un imaginario protectorado francés o son súbditos de un emperador.

n el centro de las narrativas del siglo XIX, escribe Walter Benjamin, existía un fantasma: el hiato de la muerte, la máscara dulce y siniestra del fin. Era la música que deleitaba al lector romántico. Pero en la actualidad, la muerte parece haberse desvanecido de ese hiato, y se ha desplazado al quirófano, los fármacos, la prolongación atrófica de la vida; a la morgue o a la simple numeralia. En vez de las noticias sobre la muerte –un tema que Tolstoi convirtió en clásico–, “ya sólo se escuchan las noticias a secas, la ‘información’ que se obtiene con facilidad de los periódicos”. Una de esas noticias proviene hoy en día, en versiones contrastadas, de Medio Oriente.

e preguntan compañeros del #YoSoy132: ¿Qué clase de democracia es ésta donde la clase política tiene miles de millones de pesos a su disposición, mientras en educación y ciencia se regatea el presupuesto, donde los políticos se arrodillan ante el poder del dinero, donde los partidos políticos son, con cinismo, negocios familiares? ¿Es esto una democracia si hay millones de jóvenes sin escuela ni trabajo? ¿Puede llamarse democrático un modelo que pretende hacernos creer que la política sólo es votar cada seis años, aunque ni eso respetan?