The Cure es una familia. Foto Pablo Ramos
El cofundador y ex integrante de The Cure comparte en entrevista con La Jornada detalles de su libro The Tale of Two Imaginary Boys, publicado por editorial Malpaso
En Oaxaca se dejó de emplear oro desde hace al menos 10 años, según participantes de la expoventa Hilos que Danzan, en Los Pinos
El articulista participó en una charla a propósito de los 100 años del asesinato del Caudillo del Sur
Los zarpazos, exabruptos y el tono contundente como un uppercut del mejor Charles Bukowski se reúnen en Las campanas no doblan por nadie. Son piezas bañadas de sexo y alcohol, escritas a pie de calle, con la afilada pluma del cronista más visceral del otro lado del sueño americano. También se incluyen algunos de sus dibujos, siempre feroces y procaces. Con autorización de la editorial Anagrama, La Jornada ofrece a sus lectores un adelanto de este libro.
Los padres murieron más jóvenes de lo que se suele morir, el padre primero, la madre poco después. Él no asistió al funeral del padre, pero estuvo en el último. Algunos vecinos lo recordaban de niño y lo consideraban un ‘‘buen chico’’. Otros solo lo recordaban de adulto, en esporádicas estancias de una o dos semanas en casa. Estaba siempre en alguna ciudad lejana, Miami, Nueva York, Atlanta, y su madre decía que era periodista y, cuando llegó la guerra y él no se alistó en el ejército, ella adujo una enfermedad cardiaca. La madre murió en 1947 y él, Ralph, se mudó a la casa y pasó a formar parte del vecindario.