Poesía joven de Perú
RICARDO VENEGAS (selección)
Columnas:
A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR
Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS
Teatro NOÉ MORALES MUÑOZ
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Ricardo Venegas
(selección)
Poesía joven de Perú
En los ochenta, y luego de una intensa experiencia con grupos como Kloaca (junto con quienes fundaron la revista Macho Cabrío, en Arequipa), los poetas peruanos se sumergieron en un proceso de individualismo ascendente. Esta tendencia se ha vuelto más homogénea en las recientes generaciones. El aislamiento que apunta a visiones particulares remarca la actualidad de la creación poética peruana. La presente es una reunión de los herederos de César Vallejo, poesía que destila universalidad donde se inscriben Enrique Verástegui, Roger Santiváñez y Domingo de Ramos. Poesía del infortunio como signo distintivo que rememora desde la decapitación del primer Tupac Amaru en el Cusco, hasta la caída sucesiva de palabras de Trilce; también celebra y evoca la espiritualidad de un pueblo con raíces antiquísimas. Raúl Zurita ha escrito sobre la identidad y el temperamento de esta tradición: "Vallejo ve literalmente la letra en que nació la pena, y lo que nos está diciendo entonces es que en estas tierras el dolor es inextirpable porque está incrustado en las partículas mismas del idioma que debíamos hablar."
Timareo
Ana Varela Tafur
En Timareo no conocemos las letras
y sus escritos
Y nadie nos registra en las páginas
de los libros oficiales.
Mi abuelo se enciende en el candor
de su nacimiento
y nombra una cronología envuelta
en los castigos.
(Son muchos los árboles donde habitó
la tortura y vastos los bosques
comparados entre mil muertes.)
¡Qué lejos los días, qué distantes
las huidas!
Los parientes navegaron un mar
de posibilidades
lejos de las fatigas solariegas.
Pero no conocemos las letras y sus
destinos y
nos reconocemos en la llegada de un
tiempo de domingos dichosos.
Es de lejos la ciudad y desde el puerto
llamo a todos los hijos
soldados que no regresan,
muchachas arrastradas a cines y bares
de mala muerte.
(La historia no registra
nuestros éxodos, los últimos viajes
aventados desde ríos intranquilos.)
|
Ana Varela. Iquitos, 1963. Docente y periodista cultural. Perteneció al grupo cultural URCUTUTU. Fue becaria del Programa Aschberg para Artistas de la unesco y de la agencia española aeci. Dirigió la revista cultural Varadero y editó Hojas de hierba. Publicó con Percy Vílchez El sol despedazado. Con Lo que no veo en visiones ganó en 1991 el Premio de la v Bienal de Poesía Premio Copé. En 2000 publicó Voces desde la orilla. Es representante de la amazonia peruana, región marginada por la cultura oficial.
XXIII
Lorenzo Helguero
Quiero escribir, pero me sale espuma
César Vallejo
Escribe con la punta del zapato,
escribe lo que sea, pero escribe,
escribe con el puño, en arrebato
de sapiente animal: almuerza y vive.
Mide –opcional– la sílaba y la rima
y ordena como quieras tu estructura,
llega de un salto a la alcanzable cima
de la alada palabra que fulgura.
Mira voraz, y sensualmente toca
la palabra; colócala en tu boca
y engúllela sin sal y con la pluma.
Escribe, aunque incomode el nuevo modo
escribe con la frente y con el codo:
poeta, escribe, y que te salga espuma.
|
Lorenzo Helguero. Lima, 1969. Estudió Lingüística y Literatura en la Universidad Católica de Perú. Primer Premio de Poesía en los Juegos Florales de la Universidad Católica (1991). Ha publicado los poemarios Sapiente lengua y Boletos (1993), Beissán o el abismo (1996), El amor en los tiempos del cole (2000) y Poeta en Washington D.C. (2004). Uno de los primeros en destacar en la llamada generación poética peruana del noventa. Se desenvuelve por la antipoesía, la ironía, y la vuelta a la tradición.
Inútiles aires que moldean los días
Miguel Ildefonso
entre los bosques de tu sueño se abriga mi alma
atado al sol que entre las hojas borra el tiempo
ella era una mujer que había mirado siempre
pasar el tren desde la puerta de su casa
ella sólo soñaba con viajar en algún tren
no quería saber hacia dónde se dirigían los trenes
que pasaban por la puerta de su casa
cuando pasaba el último tren de la noche
ella podía soñar que viajaba en el primer tren
de la mañana
en toda su vida habrá visto cientos y cientos
de trenes pasar por la puerta por la ventana
o por el espejo de su casa
de día los trenes vienen –decían todos
de noche los trenes se van–
pero para ella todos los trenes se iban sin llevarla
ella sólo quería que un tren –cualquier tren–
de día o de noche la llevara
se había hecho un vestido floreado
se había comprado una maleta
había imaginado que al voltear un pañuelo blanco
se despedía
desde el último vagón
cuando pasaba el primer tren de la mañana
ella quería rogaba que el próximo tren parase
en la puerta de su casa
pero nunca los trenes pararon ni en la puerta
ni en la ventana ni en el espejo
y aunque una vez se colocó el vestido y cargó su maleta
nunca un tren ni de día ni de noche paró
sólo el pañuelo que había bordado en años se fue diciendo adiós
por el riel que pasaba por la puerta de su casa vacía
|
Miguel Ildefonso. Lima, 1970. Estudió Literatura en la Universidad Católica de Perú. Ha publicado Vestigios, Canciones de un bar en la frontera, Las ciudades fantasmas y M.D.I.H.. Ha sido antologado, entre otros, en La generación del noventa y Poesía peruana Siglo xx. Dirige la revista virtual El Malhechor Exhausto. Ha ganado, entre otros, el Primer Premio Poesía Juegos Florales Universidad Católica (1995) y el Primer Premio Copé de Oro Poesía (2002). Sus temas del amor, la soledad, la muerte, buscan emparentarse con sus iconos que vienen de la poesía simbolista, de los vanguardistas, y los beatniks.
Diatriba
Tania Guerrero Sotomayor Solía odiar sus partes inmortales
levantarme en sueños y clavarle la realidad en las sienes, como Nosferatum.
Cruzarle las agujas. Sí, también a veces, lo confieso, despertaba su tristeza que desplegaba como contaminante y le ponía petardos de dinamita en sus alas de cernícalo. Sí, jajaja que divertido era todo aquello, ella llorando y yo cagándome de la risa, sus ruleros colgándole y la crema que le chorreaba por el cuerpo.
No había nadie. La noche me tragaba como una morsa, me lamía la conciencia y yo le gritaba:
¡Estás jodida Vieja! ¡Estás jodida! ¡Te reventé el secreto! No paraba de reír, es entonces cuando ella levantándose limpiábase los mocos cogía
un bastón, quitábase del rostro la crema y los ruleros del pelo, pasaba sobre mi cadáver
y entre sollozos se paraba frente al espejo.
Era yo.
Tania Guerrero. Huaraz, 1971. Autodidacta y promotora cultural. Ganadora del i Concurso de Poetas Jóvenes de la Región Chavín. Directora de la revista de literatura Aspermia. Ha dirigido varios programas radiales dedicados a la literatura y el rock. Ha realizado encuentros literarios, recitales poéticos y performances como Reinventar el amor (en coordinación con la poeta Carmen Ollé) y Encuentros de Narración Oral Quechua-Castellano. Ha publicado Tiempo kinto. Proviene del norte de Perú, la sierra de Huaraz. En su poesía hay una voz femenina que mete el dedo en sus heridas, en sus silencios. Hay también una suerte de desencantamiento por la pasión.
Ángel de la pérdida
José Carlos Yrigoyen
¿Piensas que vine hasta aquí para buscar santidad,
que imagino este lecho un lugar sagrado?
Inesperadamente, una tarde de sábado,
aparecí yo por este barrio miserable,
y entre otros muchachos, más robustos
y apuestos, fuiste tú el elegido;
así que no busques referencia religiosa a esto,
sólo el satisfacer un puro deseo
reservado a tu cuerpo curtido en blasfemias:
por primera vez, a tu costado,
hacer mío el gesto cómplice del ángel
que se acuesta y antes de quedarse dormido
besa la espalda de aquel a quien desposa.
|
José Carlos Yrigoyen. Lima, 1976. Estudia derecho en la Universidad de Lima. Ha publicado en diferentes revistas de literatura, así como El libro de las moscas (1997), El libro de las señales (1999) y Lesley Gore en el infierno (2003). Del El libro de las señales, que es un solo poema, se ha dicho que es el "poema más ambicioso de la Generación del 90". Hay también lecciones de Pound y de Jorge Eduardo Eielson. De este libro se ha dicho también que "integra la intensidad lírica a un marco narrativo y un trasfondo de tensiones dramáticas, con referencias al fascismo, el Holocauto judío y el fin de la historia luego de la caída del muro de Berlín".
Muerte lingüística
Alberto Valdivia Baselli
Un ejército de palabras sumidas en el espasmo
es la muerte.
¿Hablaremos/ detenidamente/ algún avisado/
algún tembleque sabrá/ del espasmo de la sílaba?
¿Compararemos comas, levitaremos el punto a la altura
la exclamación dubitará compases y silencios?
Una norma rota una antinomia súbita, la
agramaticalidad es la muerte.
¿Sufre la palabra retirada/ se distiende de gruesas correcciones/ se agencia de novísimos desgarros en el pleonasmo?
Notaremos en la lejanía un peligro de puntos y comas entre vorágines de morfemas impotentes/ lúcidos y destituidos a la pena.
Destruiremos/ sin cesar/ el fonema, escribiéndolo.
Instruiremos/ con prisa y con angustia/ a la norma
en pies quebrados
irrumpiremos fácilmente en la grafía/ cerrando
los ojos
mientras todos hablen de la muerte/ la palabra
enmudecerá de dios
y el hombre equilibrará con sintagmas su silencio
su palabra en blanco temblará sobre presagios
y el final y el punto romperán en equidistancia.
El abismo de carne que nos evidencia es la mala
pesadilla de tu nombre
en sus adjetivos sestean frágiles demiurgos
en su lengua diminuta nos disforzamos de
pronombres/ porque así
no evitamos
señalar verdad a la distancia.
La música de todo espasmo doloroso ha de venir
en nombres propios
articulados en las fosas de tu boca una a una notas
anotadas y temibles letras en la saliva/ de la lengua
todos los sinónimos hablan del rescate
una a una cada muerte olvida el luto en la homofonía
que el silencio provee
muerte blanca muerte dental y muerte
en la boca que calla.
Somos el tatuaje de la lengua/ la legua de la distancia
y un renglón ene entre lenguas y leguas
que va callándose silencio/ que va forjando suspensivos
que corta y quiebra la hilera de latidos un apóstrofo
muerde la carne dolida que pronunciada ya no suena.
Llueven haches dolorosas a la boca del que muere
se cierra en espesura el ojo del hombre que cae/ la voz
no dicha
discierne las imágenes posibles
el hombre muere/ no hay duda de ello/ sólo mudez
y anáforas
el hombre muere y se debilita en el tiempo y la palabra
se muda
con el hombre pieles y destinos y música/ muere
nadie en la oscuridad ausculta la forma de su voz
nadie en ausencia de la lengua descifra la gesta
la palabra bajo tierra ha inventado todas nuestras
muertes
la muerte bajo tierra imagina mayúsculas, gritos/
la muerte
cubierta de lenguaje
la palabra decide el momento del silencio.
|
Alberto Valdivia: Lima, 1977. Ensayista, poeta y narrador. Ha publicado Patología y La región humana. Su poesía ha sido incluida en antologías nacionales (Poesía peruana Siglo xx, Copé, 1999) e internacionales como Aldea poética (Madrid, 1997) o International Library of Poetry (Maryland, 2002). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, alemán y francés. Ha publicado en diferentes revistas especializadas de Perú, como Evohé, Hydra o Fórnix; y del extranjero, como la revista Tsé Tsé (Argentina). La suya es una poesía reflexiva, de ideas, llena de intuiciones, de fuentes teológicas, filosóficas y esotéricas que pretenden liberar la "región humana" de las antiguas creencias que la encadenan.
Dejo todo hoy
Alexandra Talavera
Dejo
Tu
Nombre
Y
El
Mío
En el árbol de al lado
En el parque señalado
Y
Dejo también
En el lugar indicado
Las estaciones del año
La banca astillada
El libro deshojado
El suelo calmado
El sol extasiado
La rama quebrada
La noche constelada
Con lluvia derramada
Sí
Hoy
Dejo
Todo
Porque
Siento algo
De
Dentro
Para
Fuera
Que me dice
Que tengo que dejar
Esta solaz forma de amar
Que tu cuerpo
No vendrá
Que el amor
Ya escapó
Que
La banca
La pileta
Y
El mendigo corazón
Están invisibles para ti
Para la gente
Y
Para mí
Para el amor
En conclusión
O viceversa
|
Alexandra Talavera. Puno, 1983. Autodidacta y promotora cultural de los centros culturales UYARIK ARU y la Casa del Corregidor. Coeditora del boletín De mulas búhos y otros escribientes. Ha publicado en la antología Solamente palabras (España). Joven promesa de la poesía peruana escrita por mujeres. Proviene del sur de Perú, Puno, donde nacieron autores muy importantes como Gamaliel Churata y Carlos Oquendo de Amat. Su poesía trasunta del tema amoroso al existencial. Busca una parquedad o síntesis que ha sido un registro poco desarrollado por la poesía escrita por mujeres.
|