Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 10 de diciembre de 2006 Num: 614


Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
El hilo rojo
MÓNICA LAVÍN
La historia de Kostas G.
CARLOS CHIMAL
Salvador
SALVADOR CASTAÑEDA
Suéter
CARLOS PASCUAL
Andrés Henestrosa, el libro y la lectura
JUAN DOMINGO ARGÜELLES
Al vuelo
ROGELIO GUEDEA
Mentiras transparentes
FELIPE GARRIDO

Columnas:
Y Ahora Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Tetraedro
JORGE MOCH

(h)ojeadas:
Reseña de Enrique Héctor González sobre De la cima a la sima


Directorio
Núm. anteriores
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LAS ARTES SIN MUSA

JORGE MOCH
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MINEROS DEL ALMA

Para Heriberto Yépez, contertulio en
una cantina vociferante de Los Mochis

Proclive que es este quejicoso aporreateclas a los berrinches y las pataletas, valga un respiro para ponderar un esfuerzo colectivo de buena televisión empleada finalmente, vaya, para servir a la gente y no al revés, como resulta patente cada que uno busca el control remoto queriendo ver la tele y termina tragando anuncios de tinte para el cabello o, peor, paporretas propagandísticas para convencernos de que vivimos en ese país de las maravillas en que el papanatas presidencial en turno nos convirtió el México de a pie. El programa en cuestión no es precisamente nuevo, así que omitamos asombros isagógicos y catedralicios maitines. No podremos cantar alabanzas a lo complejo de su producción, a su departamento de efectos especiales o a lo novedoso de su utilería, porque tampoco requieren de boato sus escenografías, ni temerarios encuadres con paneo de videoclip roquero, ni brutales acercamientos con los que en los reality shows la cámara casi absorbe lágrima y mocos de quien llora a cuadro. Se trata de un panel de discusión –y aquí ya se dispara la alarma de abúlicos aficionados al fútbol, las telenovelas o las películas de Zwarschernazi contra el chupacabras: ¡panel de discusión!, ¡los paneles de discusión son programas aburridos, para viejitas, politicastros y periodistas! Pues no. Y encima de todo es un programa que en verdad aporta cosas interesantes y propositivas para aligerar el mecapal de las patologías sociales y emocionales.

Se trata de Diálogos en confianza, programa transmitido todas las mañanas (de 9:00 a 10:30 horas) en la barra de Canal Once, del Instituto Politécnico Nacional. Bajo la dirección y producción de Tere Costa, actualmente alternan la conducción Fernanda Tapia, Julieta Lujambio y Sylvia Covián, presentando consejeros invitados: psicólogos, médicos, nutriólogos, trabajadores sociales y hasta superpolicías entregados a tratar de sacar adelante una verdadera terapia de grupo, como pudimos ver hace poco en un capítulo dedicado a víctimas de ataques violentos.

Como dice su sitio de internet (http://oncetv-ipn/dialogos), este “es uno de los pocos espacios de servicio social que tiene la televisión mexicana”. Diálogos en confianza suma virtudes. Una de las más plausibles es que sin estridentismos efectistas, sin el amarillismo histérico que rezuma cualquier foro más o menos parecido que pretendan montar las televisoras privadas, no tiene pelos en la lengua y sus conductoras jamás se permiten facilitones eufemismos: le dicen al pan, pan, al pene, pene y al estupro, estupro. Otra de las muchas sustancias de gran valía de este programa es, aunque los machitos pendejos digamos qué programa tan tendencioso, su irrecusable defensa de esa víctima histórica de la opresión que en este país es la mujer, sin ser solamente un bastión del feminismo. En Diálogos en confianza exponen sus auténticas, silentes tragedias, muchas personas: jóvenes homosexuales rechazados en la familia, la escuela o el trabajo; mujeres violadas por sus maridos mazacotes y alcohólicos; hombres maduros sometidos a la humillación por padecer una disfunción eréctil; niños vejados, maltratados, golpeados. Suben al estrado muchos de nuestros abandonados para atreverse a mostrar sus heridas emocionales pero sin hacer de todo esto un lamentable espectáculo, sino un vehículo terapéutico. Es, si el equipo de productores, técnicos y conductoras me permiten el sentido lapidario, casi (o sin casi) una exposición clínica de casos, un catálogo terapéutico de consejas y posibles soluciones a multitud de personales infiernos.

En una sociedad plagada de adicciones y reyertas, de atavismos fundamentalistas y de prejuicios estúpidos basados siempre en el fondo resbaloso de la ignorancia, Diálogos... abre un espacio de discusión no solamente sano sino urgente de multiplicar con tintes de emergencia nacional. Un programa que en un país con tanta enfermedad, tanta hambre, tanta marginación, tanta cotidiana corruptela y tanto machismo estúpido, se hace cargo de escarbar en las recónditas galerías del sufrimiento humano, o menos dramáticamente, de explicar con perspicuidad técnicas de contracepción, de terapia familiar o de integración social, obsequia un sentido humano, amable, útil y digno a la sola presencia de un aparato de televisión, a falta de vocho y changarro, en cada hogar mexicano.