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Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
¿Qué es la privatización?
Los “fierros” y la privatización JORGE EDUARDO NAVARRETE
El agravio LUIS JAVIER GARRIDO
Algunos de los retrocesos Petroleros ANTONIO GERSHENSON
La renovación de PEMEX ARNALDO CÓRDOVA
Inmoralidad de la privatización LAURA ESQUIVEL
PEMEX y la justicia CARLOS PELLICER LÓPEZ
El petróleo es la sangre de México
El corazón de la disputa LORENZO MEYER
PEMEX ELENA PONIATOWSKA
La privatización de PEMEX: Un crimen de lesa Patria GRUPO SUR
Calderón y su contrarreforma LUIS LINARES ZAPATA
Conversando con Rafael Escalona
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LA RENOVACION DE PEMEX
ARNALDO CÓRDOVA
Hay a quienes les encanta descubrir el hilo negro. Ahora se sorprenden de que la llamada reforma energética es, en realidad, reforma de una empresa (PEMEX). Parece que no se habían dado cuenta de que es precisamente lo que está en juego. ¿Ha oído alguien hablar de la CFE o de Luz y Fuerza del Centro? Claro que no. Se trata de PEMEX. La obsesión del gobierno panista y sus personeros ha sido desde el principio renovar la empresa petrolera, no para hacerla más productiva como tal, sino para resolver sus agudos problemas financieros, ante la perspectiva cierta de que las reservas se están yendo como agua entre las manos.
Es por ello que desean ansiosamente que el capital privado, sobre todo el grande, el extranjero, entre en el negocio de esta renovación que, lo han confesado, consiste sólo en abrir más pozos petroleros, ir a las aguas profundas, para las cuales no hay tecnología ni recursos suficientes y hay que asociarse con los que se supone los tienen. En realidad, en la empresa como tal, piensan muy poco o sólo aleatoriamente. PEMEX no tiene dinero, nos dicen, pero ellos mismos informan que sólo en 2007 la empresa obtuvo más de 104 mil millones de dólares. ¿Adónde fue a parar ese dinero? Se niegan a informarlo y, encima, siguen afirmando que no hay dinero en casa disponible para renovar esa empresa nacional.
Quienes piensan en una auténtica reforma energética sostienen que no hay necesidad de asociarnos con el capital extranjero y ni siquiera con el nacional. Sólo usemos las ganancias de PEMEX y una buena parte de las reservas en divisas y habrá suficientes recursos para restaurar la infraestructura petrolera, tender los ductos que faltan, reorganizar a nuestros científicos para que trabajen en nuevas tecnologías (o, incluso, comprarlas a quien las venda). Claro, para ellos eso es una idiotez y, cómo no, si es el dinero que les sirve para sostener su administración corrupta y sus pactos con sus aliados. La reforma comenzará cuando a Pemex se le dejen suficientes recursos para renovarse y se reforme nuestro obsoleto sistema tributario que sólo favorece a los dueños de la riqueza.
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