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ANGELICA ABELLEYRA
PATRICIA KELLY: OÍDOS Y PIEL CON GOZO
Se sana todos los días. Y a diario construye sus asideros. Uno de ellos, el más visible por compartido, es la radio, medio en el cual Patricia Kelly (df, 1953) ha nadado con fluidez a pesar de las múltiples olas, remolinos y contracorrientes en más de mil 500 horas de transmisión. Para ella la radio es la llave para entrar al corazón de la gente, y la sexualidad su pretexto más lúdico y antisolemne para comunicarse con la esencia del ser humano, sobre todo de las mujeres.
Aunque tenía la disyuntiva de estudiar medicina, su naturaleza hiperactiva y con déficit de atención la orientó a estudiar Periodismo y Comunicación Colectiva, en la unam. Fue la carrera que le ayudó a satisfacer muchas áreas de su curiosidad frente al mundo. Y muy pronto cayó en la cuenta de que, cuando se trasciende el Narciso tan socorrido entre comunicadores el yo, mi, conmigo al infinito el periodista puede convertirse en alguien útil a su comunidad porque da, recibe, investiga, escucha, descubre, cuestiona, abraza, comparte.
Una experiencia de dos años en el Programa del consumidor, en Radio Educación (re), fue el pivote para atender una constante inquietud sobre el tema del sexo y sus vericuetos. Se formó entonces el primer programa radiofónico especializado en sexualidad humana: Prohibido tocar. Era 1986, etapa de gran necesidad de abordar estos asuntos, pero también de mojigatería pues el público se indignaba al escuchar que de las bocinas de sus estéreos salían las palabras vagina, pene y nalgas. En 130 programas de ese ciclo, advirtió la avidez de la gente por reflexionar, informarse y recibir orientación en torno a ese aspecto humano que nos conforma y sobre el que penden tantos hilos de culpa, desinformación, miedo y poco gozo.
Luego vino Estrenando cuerpo, serie que en 1991 recibió la distinción Special Country Award otorgado por el Population Institute, y fue cuando cerró su etapa en re, con una duración de dieciocho años. Entre 1993 y 1997 ocupó los micrófonos de Radio Red donde surgieron Íntimo y Parejas ¿disparejas? (diez años de mancuerna con Ernesto Lammoglia), mientras que en Radio Fórmula hizo Séptimo sentido. Desde entonces se mueve en un circo de tres pistas. Actualmente ocupa cuatro horas diarias (de las 9:00 a las 13:00 horas) a atender a un público femenino en Patricia Kelly en la 1260. Agresiones sexuales, divorcio, pensión alimenticia y el dolor de no ser dueña del propio cuerpo son algunos tópicos, pero también la parte gozosa y placentera de las sensaciones.
Esta educadora sexual (con certificación) no sólo se concentra en la radio; escribe y hace tele. Tiene una columna en El Universal y es autora del libro Salud sexual para todos (Grijalbo, 2000). En la pantalla chica hizo noventa programas sobre mujeres para la serie Con los ojos abiertos que el canal Teve-de-mente transmite para los latinos en eu. Por ahora tiene pendiente escribir su experiencia radial en un tema que la motiva en especial: ¿Cómo estamos envejeciendo las mujeres mexicanas ahora que vivimos más que los varones? ¿Hacia dónde vamos?
En sus treinta años de trayectoria vislumbra escollos en nuestra formación sexual: los miedos impuestos por las Iglesias y la familia persisten en nosotros e impiden disfrutar(nos) plenamente, con resultados tan comunes como preocupantes de un creciente número de mujeres anorgásmicas y de eyaculadores precoces. En suma, miedo al placer, a disfrutar del cuerpo y las sensaciones. Porque la periodista no habla sólo de coito y del orgasmo, sino de los placeres de ver, oler, sentir, comer, ser tocado: sexualidad con los cinco sentidos
o más.
Con una actitud gozosa que se ha ganado a pulso tras luchar por lo que quiere, la piel es aquello que le genera más placer. Y acepta que debe esforzarse por trabajar más el sentido de la vista. Oreja atenta en su vida profesional, en la esfera privada siempre lucha con sus contradicciones para redimensionar su ser mujer, colocar en su justa dimensión la maternidad (tiene un hijo de veintiún años), replantearse la vida de pareja, creer en su propio discurso y descreer que fracasas cuando pierdes un trabajo o te divorcias.
La cotidianidad es su caja de tesoros. Y a través de los micrófonos ejercita en el día a día su placer por compartir con su auditorio el mensaje de que cada una puede romper las estructuras por más acotada que se sienta; les ayuda a recuperar la confianza y la autoestima, pero también cuestiona su actuar porque, si bien el camino del sufrimiento es uno, ella prefiere el de la construcción.
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