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CUANDO SE ACABAN LOS PRETEXTOS
CORRIENTES EN EL TERRORISMO
Como si hiciera falta, un reporte de inteligencia (National Intelligence Estimate, o nie, abril 2006) titulado Corrientes en el terrorismo global. Implicaciones para Estados Unidos, filtrado a la prensa el 24 de septiembre de 2006, reveló lo que para todo el mundo es obvio: la guerra e invasión de Irak sólo ha engendrado una nueva generación de radicalismo islámico y la amenaza general del terrorismo en el mundo se ha incrementado. Esta evaluación fue recibida por los medios estadunidenses con asombro e incredulidad (aunque usted no lo crea). El nie es la fuente más confiable de inteligencia ya que está basado en el análisis de información sin filtrar proveniente de todas las agencias de espionaje estadunidenses. No obstante, la respuesta de Bush fue una airada acusación a quienes filtraron la información y una beata reiteración de que la guerra de Irak es fundamental para ganar la guerra contra el terror. Por supuesto que no ofreció prueba alguna.
LA TERCERA ES LA VENCIDA
Bob Woodward |
El legendario pero controvertido periodista del Washington Post, Bob Woodward, quien llegó a la fama por el escándalo de Watergate, ha publicado tres libros acerca del régimen de George W. Bush. Aprovechando el acceso privilegiado a los más altos círculos del poder del que goza, Woodward ha escrito los altamente elogiosos Bush at War y Plan of Attack, donde ha rendido tributo al liderazgo neocon, y ha aplaudido las bravatas de esta administración al citar largas entrevistas con todos los protagonistas, y conversaciones en las que supuestamente estuvo presente. No obstante su más reciente libro, State of Denial (Estado de negación), pinta un cuadro un tanto diferente, de un gobierno profundamente dividido entre aquellos cegados por una lealtad ciega al presidente y quienes aún ven la realidad. Woodward ofrece testimonios de miembros del gobierno que afirman haber tratado de convencer al presidente, al secretario de la defensa Donald Rumsfeld y a la actual secretaria de Estado, Condoleezza Rice, de la necesidad de introducir más tropas, del peligro que presentaba la insurgencia (la cual Bush afirmó que no existía hasta finales de 2003), la inexistencia de las armas de destrucción masiva y los vínculos del gobierno de Hussein con Al Qaeda. Las revelaciones de Woodward pueden ser importantes pero definitivamente tienen un insoportable tufo a oportunismo.
LO BUENO DE LA GUERRA
Uno de los lamentos más repetidos por parte de los defensores de la guerra es que los medios informativos sólo se fijan en lo malo y nunca en todo lo bueno que los estadunidenses han hecho en Irak en los últimos tres años. Es decir, que debemos olvidarnos de los incontables civiles asesinados debido a la destrucción de las fuerzas del orden y al deliberado desgarramiento del tejido social que hoy tiene al país hundido en una guerra civil (aunque el servil presidente kurdo Talabani asegure lo contrario), para concentrarnos en los logros y aportaciones de los invasores. Esto no resulta muy fácil dado que los iraquíes apenas cuentan con energía eléctrica unas cuantas horas al día, viven en el país con la segunda reserva petrolera del mundo, pero deben hacer interminables colas para comprar unos litros racionados de gasolina, han perdido un gran porcentaje de los tesoros arqueológicos e históricos de su país y son testigos de lo que parece la inevitable partición de su país en líneas étnico-religiosas. Además, es difícil aplaudir las obras de la reconstrucción cuando tenemos que, por ejemplo, trece de las catorce obras encargadas al contratista estadunidense Parsons (hospitales, prisiones, clínicas, escuelas y cuarteles) tienen defectos y problemas tan graves que están inutilizables (la décimo cuarta obra simplemente fue suspendida). Pero de cuando en cuando los soldados estadunidenses arriesgan la vida con tal de regalar puñados de dulces a los niños iraquíes.
HORA DE EMPACAR
En el rincón inferior de la página 12 del New York Times del 29 de septiembre, se esconde una nota que afirma que según una encuesta de la Universidad de Maryland, el setenta y ocho por ciento de los iraquíes cree que la presencia de tropas de los eu provoca más conflictos de los que previene, y el setenta y uno por ciento piensa que deberían retirarse en un año máximo. Tres cuartas partes de los iraquíes apoyan los ataques contra los soldados de eu (la última cifra es que hay un ataque cada quince minutos) e incluso el cuarenta y uno por ciento de los kurdos (el grupo más beneficiado por la invasión) considera que ya es hora de que termine la ocupación.
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