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Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Fontanarrosa: mucho más que un humorista
ALEJANDRO MICHELENA
Ruinas
TAKIS VARVITSIOTIS
El otro regreso de José Gorostiza
EVODIO ESCALANTE
Michelangelo Antonioni: Blow Up de ida y vuelta
RICARDO BADA
Actualidad de Antonioni
CARLOS BONFIL
Antonioni-Hancock. ’66 Blowup Jazz
ROBERTO GARZA ITURBIDE
Los idiomas del poema
RICARDO VENEGAS Entrevista con EDUARDO CASAR
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Felipe Garrido
Domingo
María aspira el vapor que desprende la taza; luego comienza a tomarla a sorbos; la primera del día. Me separaste de ti sin tomar en cuenta que me habías dado el jardín de mi cuerpo. Se quema, pero insiste. Sopla sobre la superficie oscura y vuelve a acercar los labios. Retiraste tus manos y me dejaste sólo las palabras. Un día te miré a los ojos y comprendí. Desde la ventana abarca la ciudad ceniza, inmensa y triste. Reflejos temblorosos en la memoria que a veces me devuelven tus señales; sólo eso tengo. Se mira en el cristal, vacía de ella misma. Marca un número, pero cuelga sin dar tiempo a que respondan. Los lunes siempre llueve, son extraños . Eres una sombra de otro tiempo. María vuelve a llenar la taza, se acomoda el cabello, enciende el televisor. Sólo tengo mi voz para buscarte. Eso tengo, no más. Mañana será lunes, pero los lunes son nublados, largos, enemigos. Los lunes siempre llueve. María aparta la taza y se inclina sobre la mesa. |