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¡EY, JORGE!... ¡PST, AQUÍ ARRIBA!
MTV
Si hoy me tocó la suerte de compartir esta página con el Tetraedro, de Jorge Moch, entonces le pido una disculpa por meterme en sus terrenos. Al mismo tiempo, empero, lo provoco para que su ácida lucidez –si es que le da la gana, claro está– redunde luego en este tema. ¿Cuál? El del xxv aniversario de mtv, legendario canal de videos estadunidense nacido en 1981 al son de "Video Kill The Radio Star". ¿Por qué? Bueno, porque pese a su actual dulcificación vía aspartamo, sigue tratándose de un proyecto definitorio para la cultura pop mundial. Eso no tiene discusión. Lo que sí invoca querellas es su decaimiento en pro del llamado Top 40 y de un contenido "editorial" –programación, vaya– basado en realities de altísima estupidez.
Ahora, Jorge, queridos lectores, debo aclarar una cosa: tengo treinta y un años y no me creo muy inteligente. Vaya, no soy un melancólico de los ochenta ni hablo de "estupidez" refiriéndome a quienes hoy sintonizan mtv. Me refiero a esa imbecilidad universal que no tiene edad, oficio ni beneficio. Incluso lo digo a sabiendas de que frente a sus programas más superficiales (Invadecuartos, Made, Pimp Your Ride, Quiero Mis Quinces, The Hills, Vida Real, Tiara Girls
), el canal también ofrece noticias, programas especiales para concienciar a la juventud (como el reciente dedicado al sida) y animaciones como South Park y La casa de los dibujos. Aunque sobre estas últimas habría mucho que decir, pues son de lo más violento que se pueda ver en el "tetraedro comercial" pese al sentido que propone un canal surcado por rubios adolescentes de saludable apariencia (incluso en su versión para Latinoamérica, Europa, Asia, etecé).
¿Creen que exagero? Bueno, primero debo decir que soy seguidor de South Park desde antes de su relación con mtv, pues es una caricatura filosa, abocada a la crítica de todo sistema social y político norteamericano, y que además cuenta con la música del genial Les Claypool (Primus). Eso no quita, sin embargo, que me perturbe saber que hay niños viendo, por ejemplo, a un remedo de Paris Hilton metiéndose a un homosexual completo por el trasero para que éste, acto seguido, se encuentre en el intestino de aquélla dialogando con un Rey Rana. O a un niño de cuarto grado de primaria entrando en la vagina de una mujer para producirle un aborto. O a otro niño masturbando a un perro, o a otro en la cama con Michael Jackson, o
en fin. Y eso por no hablar de La casa de los dibujos, mucho menos clara y en la que los asesinatos, las relaciones gay y la escatología están a la orden del día, sin colofón pedagógico alguno (epílogo que sobraría en otro horario o canal).
Regresando a los sonidos (otra vez una disculpa, Jorge, por mis intromisiones de aquí arriba
¿te das cuenta? Hablar de mtv ya no es hablar de música); regresando, decíamos, el canal se suma a la tendencia de listas tipo "Los 10 más
", fórmula chafita que ha invadido revistas, radio y cualquier otro medio que busque dar pastillitas aprovechando material de stock (proporcionado por disqueras y por los mismos "artistas"), barato (la televisora sólo lo expone), sin contenido periodístico o creatividad alguna. Además, la otrora importante figura del vj prácticamente ha desaparecido y, cuando resurge, es sólo para mostrarnos belleza, mas no conocimientos u orientación (en eso Telehit se lleva las palmas).
Así las cosas, claro, hay mucho que extrañar del mtv de décadas pasadas (para curar esta saudade nos dieron vh1 a los "rucos" y Nickelodeon a los "novatos"). Y es que, si antes se trató de un sueño que ayudó a los mejores exponentes de su tiempo (de Michael Jackson a Nirvana pasando por The Police, Peter Gabriel o Madonna), incluso abriendo espacios para géneros estigmatizados (metal, progresivo, dark), ahora ha caído en la tentación de su mucho poder para entregarse definitivamente al mejor postor. En resumen, antes de mtv no estábamos familiarizados con los rostros de quienes hacían música (salvo en caso de fama excepcional), lo importante era "la música en sí". Cuando apareció las cosas se empataron. Ahora, en cambio, el canal apuesta por la mediación de la imagen entre los oídos y el sonido, subrayando la era del homo videns.
Es ahí donde se conectan nuestras columnas, Jorge, pues yo hablo de sonidos y tú de imágenes, y mtv es el cruce de ambos mundos (¿entenderán hoy su responsabilidad?). Por cierto, se me olvidaba contarte que yo toco en un grupo, que hemos hecho videos y que sé del trámite para que éste pueda entrar en rotación en mtv y en el resto de los canales musicales. (¡Vaya si lo sé!) Pero no creas que estas líneas son vengativas. No. Se me ocurrieron por esto del aniversario y porque el canal estará recordando su pasado durante los últimos días de agosto. Tal vez eso te motive a darnos luz sobre aspectos más puntuales, pues como has visto aquí yo no he sabido elucidar mucho sobre la actual esencia del canal
la que ya hasta su glamour perdió de tan disfrazada como está.
Para terminar puedo decirles –Jorge, lectores– que como rezaba el principal eslogan del canal en los ochenta (surgido en el glorioso tema de Dire Straits "Money For Nothing"): Sí, lo quiero de regreso
¡I want my mtv!
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