Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 8 de marzo de 2009 Num: 731

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Henning Mankell: de la saga al sentido
JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ

Desayuno en Los Pinos
MARCO ANTONIO CAMPOS

Dos poetas

Retorno al mar natal
RICARDO VENEGAS entrevista con JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Darwin y El viaje de la Beagle
RICARDO BADA

Buda y la caja de chocolates
ROBERTO GARZA ITURBIDE

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
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Sr. Ferruccio Asta
Colaborador del suplemento
La Jornada Semanal
Presente

Después de leer atentamente el artículo que publicó el pasado domingo 22 de febrero en el suplemento cultural La Jornada Semanal con el título Un m useo para corazones solitarios, me permito hacer las siguientes precisiones:

  1. La participación del Alfredo Harp Helú en el MuAC fue a través de su Fundación, como donante de la Campaña pro Equipamiento y Puesta en Marcha del Museo.
  2. No existe ninguna obra propiedad del Sr. Harp Helu en el MuAC; Banamex tampoco tiene ninguna presencia en el proyecto ni en el Museo.
  3. Del mismo modo, en la exposición Recursos incontrolables , dedicada a la colección del MuAC, no se exhibe ninguna obra de Miguel Alemán Velasco, ni de Jumex, como el Sr. Ferruccio Asta afirma.
  4. Guillermo Santamarina no “heredó” de Olivier Debroise la curaduría de Recursos incontrolables . Se respetó esta curaduría póstuma de Debroise.
  5. En dicha muestra, la obra del artista Juan Francisco Elso, que se titula Corazón de América , no se “mutila” sino que se presenta como fragmento de la instalación La transparencia de Dios, como se consigna en la ficha técnica.
  6. En relación a los “espacios desmedidos”, en las salas de Recursos incontrolables, la altura dominante es 6 m , la misma que tiene el MUCA, diseñado hace más de 50 años.
  7. El patrimonio universitario está constituido por más de 350,000 bienes culturales, que abarcan desde obra prehispánica hasta arte actual
  8. Al MuAC le corresponde el estudio, exhibición y difusión de las colecciones de arte contemporáneo, de 1952 en adelante y, no “todos los periodos que integran los fondos artísticos de la UNAM.. ..” , como se sugiere debiera ser en la nota aludida.

Agradezco dé cabida a las precisiones anteriores en el espacio de su colaboración del suplemento mencionado.

Atentamente

Grisela Iglesias
Secretaria de Comunicación
Coordinación de Difusión Cultural
Universidad Nacional Autónoma de México

LU HSUN O LA SEDUCCIÓN FABULADORA

JORGE ALLER


Diario de un loco,
Lu Hsun (o Lu Xun o Lu Sin),
Universidad Veracruzana,
México, 2007.

Lu Hsun (o Lu Xun o Lu Sin) (1881-1936) está considerado como el fundador de la literatura china contemporánea, y uno de los principales pensadores revolucionarios de su época. Lu Hsun es el seudónimo de Zhou Shuren.

Empezó a estudiar medicina en Japón, pero al darse cuenta de que lo que necesitaba China era una reforma cultural, en 1909 abandonó la medicina, regresó a su país y se dedicó a la literatura. Durante su vida ocurrieron en China sucesos que habían de influir en él y en su literatura: el Movimiento de Reforma de 1898, la Revolución de 1911 y el Movimiento del 4 de Mayo de 1919.

A fines del siglo XIX surgió entre los intelectuales chinos un grupo de reformistas, encabezado por Kang Youwei y Liang Qichao, conocido como Movimiento de Reforma de 1898, episodio que duró cien días. En 1911 estalló la revolución dirigida por Sun Yat-sen, cuyas consecuencias fueron la abdicación del emperador (con el ocaso de la dinastía Qing) y la proclamación de la República : esta revolución puso fin a más de 2 mil años de régimen feudal.

Con el movimiento de renovación literaria del 4 de mayo de 1919, que suponía el rechazo de la larga tradición literaria y filosófica, y la apuesta por una literatura crítica de base realista, comienza la literatura moderna china, con novelistas, poetas y dramaturgos como Lu Hsun, Lao She, Qian Zhongshu y otros: todos consagrados en el canon de escritores clásicos chinos contemporáneos.

Es aquí donde entra de lleno la labor revolucionaria y crítica de Lu Hsun, convertido más tarde en bandera de la Revolución Cultural , suceso que sirvió para que su obra se extendiera por el mundo. “El período conflictivo que le tocó vivir –comenta Sergio Pitol– apenas hacía posible distinguir entre profesión literaria y actividad política. A partir de 1911, la historia de China no ha dejado de ser una convulsión permanente. Frente a los caudillos de la guerra, las matanzas del Kuomintang y la ocupación japonesa no cabía la neutralidad.”

Hsun, narrador y ensayista, escribió tres grandes libros de cuentos. Diario de un loco, publicado en 2007 por la Universidad Veracruzana de Xalapa en la colección conmemorativa del 50 Aniversario de la Editorial , es una selección de tres cuentos que inaugura la Serie Sergio Pitol Traductor, con un prólogo también de Pitol. El primer relato, “Diario de un loco” (1918), es el único que comentaré.

Es recurrente en la literatura la estructuración del discurso en forma de diario, con una introducción donde se cuenta cómo surge éste. Los diversos pretextos de los autores sólo persiguen dar coherencia interna y credibilidad al relato. Veamos cómo ocurre aquí: “Tuve, en mis años de escuela, dos magníficos amigos, dos hermanos, cuyos nombres me reservaré; pero después de algunos años de separación perdí contacto con ellos. Hace algún tiempo me enteré de que uno se encontraba gravemente enfermo, así que aproveché un viaje a mi aldea para hacerle una visita. Vi sólo al hermano mayor, por lo que deduje que el enfermo no debía ser él sino el menor.” Con este breve párrafo en el que ya aparece planteada la narración, comienza el cuento. Y con algunas frases más se completa el marco en que se encuadra el diario: “Después, con una sonrisa, me mostró dos cuadernos (el diario de su hermano) y me dijo que me podían servir para comprender la naturaleza de su mal. […] Estaba escrito de un modo incoherente y confuso, y contenía muchas afirmaciones absurdas; […] He copiado algunos fragmentos no del todo inconexos […] No he cambiado una sola palabra de este diario.”

Quien habla, el amigo de los hermanos, es el narrador de quien se vale Hsun para contar la historia. Así, con escasas pinceladas, se construye el decorado donde se escenificará la vida del “loco”, autor y protagonista del diario. Es apenas una página, y en seguida aparecen los días que dan la estructura formal a la narración, fragmentaria, la cual parece, incluso visualmente, escrita a desgarrones: capítulos de tres líneas, de seis, de dos páginas…, cual restos de un lienzo desbaratado.

Brevedad desoladora, economía francamente dolorosa, que nos muestra la sociedad china percibida por un loco que la sufre en carne propia como manía persecutoria en grado máximo: el canibalismo humano. Crueldad y crudeza hacen que el lector, inmerso en una viscosidad de miradas expectantes y bocas ávidas, comparta esta paranoia antropófaga.

Cuento breve y estremecedor. Todo está sometido al criterio de la brevedad: constreñir el lenguaje hasta el dolor, dando libertad a las palabras para trascender la anécdota y, mediante la metáfora, extenderlas al mundo y a la humanidad.

“Esta mañana he permanecido, durante un buen rato, sentado tranquilamente. El viejo Chen me trajo la comida: un tazón de verdura y otro de pescado hervido al vapor. Los ojos del pescado eran blancos y duros y la boca estaba enteramente abierta, como la de los devoradores de hombres.” ¿Acaso no nos recuerda esto el homo homini lupus, de Plauto? Por esa atmósfera doblemente opresiva, entre el delirio y la lucidez, tal como la vive una mente perturbada, pero consciente de que el mal es invención del hombre, nos lleva el “loco” de la mano para decirnos que el mundo está regido por locos. Lu Hsun vivió las convulsiones de China del primer tercio del siglo xx. ¿Y qué otra cosa que “canibalismo” son aquellas guerras y las que padecemos todos los días? Al carecer de nombre y tiempo, el “loco” puede ser cualquiera en su peregrinar por esta vida tan sin sentido y tan maravillosa. “El hombre –dice Pitol– es oprimido por sistemas en los que ha dejado de creer. El mundo entonces se convierte en una figuración de la locura.”

He aquí un libro para la reflexión, una propuesta para este año que comienza, con tanta guerra, con tanta saña, con tanta destrucción humana y del planeta: la verdadera locura del hombre, el hacerlo y el permitirlo, lo cual sólo puede conducir a la destrucción total. ¿Acaso cabe en nosotros la neutralidad?


MORELOS: EL CANTO DEL AMATE

LEO MENDOZA


Roma y los bárbaros. Una historia alternativa,
Terry Jones y Alan Ereira,
Traducción de Tomás Hernádez y Betariz Eguibar,
Editorial Crítica, Colección Tiempo de historia,
Barcelona, 2008.

Terry Jones, el miembro más pequeño del legendario grupo de cómicos británicos Monty Python, es también un apasionado de la historia (lo que resulta visible en películas como Monty Python and the Holy Grail o en La vida de Brian), y no sólo se graduó en esta disciplina en Oxford, sino que ha producido y escrito programas radiofónicos y televisivos en torno a las cruzadas, algunos personajes de la Inglaterra medieval o invenciones modernas realizadas en la Antigüedad.

En 2006, la BBC le produjo Barbarians, una muy divertida e ilustrativa serie en la que, a través de cuatro capítulos, Jones mostraba que los pretendidos bárbaros que acabaron con el imperio romano no eran tales, echando por tierra muchos de los mitos y los prejuicios existentes contra galos, godos y los muy vilipendiados vándalos (estos últimos, víctimas de la propaganda previa a la primera guerra mundial y a quienes se les ha colgado el sambenito de ser fanáticos de algún equipo de la Liga Premier inglesa).

Jones, auxiliado por Alan Ereira, utilizó buena parte del material de la serie para escribir su propia versión acerca de este enfrentamiento. El resultado fue un libro en el que los romanos –pues no se podría esperar otra cosa– acaban tundidos y tan mal parados como las legiones que combaten en la celebérrima historieta de Asterix . El volumen se titula Roma y los bárbaros. Una historia alternativa (Barbarians. An alternative Roman History), fue editado en español por Crítica y resulta un verdadero festín (incluso podríamos decir que una orgía) para todos aquellos que desconfían de las historias oficiales y han percibido un ligero tufillo a fraude en la instauración de los latinos como pilares de la civilización occidental. Por lo menos, lo descubierto por Jones no deja lugar a dudas, y algunas de sus afirmaciones son sumamente certeras aun cuando polémicas, como la que nos indica que la única invención realmente romana fue la creación de un ejército profesional (afirmación con la que, por supuesto, muchos y destacados estudiosos estarán en desacuerdo).

Jones, además de poner sobre la mesa muchos y muy interesantes descubrimientos arqueológicos sobre inventos y formas de vida, cita a infinidad de autores clásicos, cuyos textos, vistos bajo esta óptica, resultan, de menos, reveladores: así, los galos no serían las tribus feroces a las que Julio César sometió al yugo civilizador, sino, por el contrario, fueron los propios romanos los que brillaron por su salvajismo en la conquista de la Galia, que Julio César celebra con brillante prosa latina en sus Comentarios, y el hecho tuvo que ver mucho más con los intereses personales del caudillo y con el deseo de apoderarse de las riquezas de una sociedad tanto o mejor organizada que la romana.

Celtas, godos, griegos y persas, vándalos y hunos son vistos desde una perspectiva historiográfica novedosa –y no menos rigurosa– en la que muchas de sus acciones se nos descubren como actos de defensa o reacciones a la intervención romana que llegó, incluso, al extermino, como ocurrió en el caso de los dacios. El libro de Terry Jones abarca por lo menos setecientos años de conflictos en todo el mundo clásico (lo cual nos indica que Roma se mantuvo en un estado de guerra permanente por más de un milenio) lo que, curiosamente, socavó las virtudes del imperio y acabó por desestabilizarlo desde sus mismas entrañas. En los años finales del imperio, antes de la caída final, muchos de los soldados romanos y algunos de los más destacados comandantes (como Estilicón) eran bárbaros de nacimiento, y el saqueo de Roma, realizado por vándalos bajo las órdenes de Giserico en el 450 dc, no fue la terrible destrucción que algunos historiadores pintaron. Al final, cuando ya casi nada quedaba de la orgullosa ciudad imperial, fueron los propios romanos quienes, nos dice Jones, convirtieron en ruinas la ciudad. Roma y los bárbaros es uno de esos textos polémicos, divertidos e iconoclastas que nos permiten tener otra visión de la historia que, por lo demás, parecía agotada.